En este artículo, medimos el grado de penetración de las nuevas tecnologías en la economía española para intentar determinar hasta qué punto capaces de impulsar el crecimiento en el futuro.
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El nuevo foco de preocupación del ya complejo escenario económico global es la salud de las finanzas públicas. En el caso de España, las dos palancas para que la deuda pública siga descendiendo son el déficit público y el crecimiento económico.
En un entorno de incertidumbre todavía elevado, múltiples factores pueden modificar el curso de la economía española en los próximos meses, tanto de forma negativa como positiva. Entre ellos sobresalen tres: la evolución de los precios de la energía, la resiliencia del mercado laboral y la ejecución de los fondos europeos NGEU.
Las tensiones geopolíticas y la incertidumbre de la demanda exterior nos obligan a reevaluar las fortalezas y debilidades de las exportaciones en la economía española. Para hacerlo, es esencial analizar qué exportamos, cuán diversificada es nuestra oferta y su competitividad. Para mejorar nuestra comprensión, en este artículo analizaremos la complejidad de los productos exportados, así como su intensidad tecnológica, dos variables clave para evaluar el grado de competitividad de nuestras exportaciones.
Ante un shock como el que estamos viviendo, temporal y de causa externa, es importante reducir al máximo el contagio a la economía para asegurar que el parón en la actividad y el empleo también sea temporal. Para ello es necesaria una respuesta de las políticas económicas contundente y coordinada, tanto a nivel nacional como a nivel europeo y mundial.
Los últimos 30 años han sido testigo de una caída sostenida de los tipos de interés en las principales economías desarrolladas. Como ya hemos analizado en Dossiers previos, en última instancia este fenómeno refleja un declive del llamado tipo de interés natural, un concepto clave para la política monetaria y que tiene su origen en el economista sueco Knut Wicksell.1
- 1Véase el artículo «Tipos de interés bajos: ¿hasta cuándo?» en el Dossier del IM02/2019.
Utilizamos datos internos de CaixaBank, debidamente anonimizados, para realizar un análisis exploratorio sobre cómo se modifica el consumo tras la jubilación para el caso español. La utilización de estos datos permite conocer los ingresos, el consumo y el ahorro de los individuos con precisión, así como identificar el momento de la jubilación.
Hasta el momento, las inversiones ya aprobadas del Plan de Recuperación y Resiliencia (PRR) portugués ascienden a 12.249 millones, frente a unas inversiones planeadas de 16.644 millones de euros, lo que supone una tasa de aprobación del 74%, un porcentaje en principio prometedor para el aprovechamiento de los fondos NGEU que recibirá Portugal hasta 2026.
La prueba en 2022 ha sido exigente, pero, con las perspectivas de unos precios energéticos en 2023 todavía por encima de los que había antes del estallido de la guerra en Ucrania, la política económica volverá a estar en el centro del debate y tendrá que enfundarse el mono de trabajo para proponer recetas que amortigüen este shock prolongado.
Analizamos los peligros que entrañaría una espiral salarios-precios en EE. UU. y en la eurozona, en el contexto actual de presiones inflacionistas.
El tipo de interés de equilibrio o natural es una referencia clave para determinar si la política monetaria de un banco central es acomodaticia (tipos oficiales inferiores al natural) o restrictiva (tipos superiores al natural). Sin embargo, un inconveniente del tipo natural es que no es directamente observable en los datos, de modo que hay que estimarlo a partir de modelos económicos.
La primera cohorte de baby boomers cumple 65 años en 2023, y en los próximos años toda esta generación se irá jubilando en masa. En este artículo, vamos a estudiar en qué situación se acerca la generación del baby boom a la jubilación en España, tanto desde el punto de vista financiero como desde el punto de vista emocional y de salud.
La economía española sigue presentando la mayor tasa de desempleo estructural de la Unión Europea pese a haber logrado reducirla de manera sustancial en los últimos años. Para combatirla, se requieren mejoras en tres frentes: una mayor demanda y oferta de empleo, y un mejor emparejamiento entre una y otra.
Analizamos lo ocurrido en las economías avanzadas en cuanto a inflación y tipos de interés para tratar de apuntar a la dirección que tomarán los bancos centrales en los siguientes meses.
¿En qué consiste el quantitative tightening (QT) que la Fed va a llevar a cabo en su proceso de normalización de la política monetaria? ¿Cuál puede ser su impacto en los mercados financieros?
En 2024, la economía mundial se mostró resiliente a un entorno de condiciones financieras restrictivas y las grandes economías internacionales lograron crecer en general más de lo previsto. Sin embargo, 2025 no deja de presentarse como un año exigente: al mapa de riesgos se le suma la amenaza de una mayor fragmentación económica, con un incremento de las barreras comerciales y de la incertidumbre.
El Gobierno ha presentado un segundo plan de choque para amortiguar el impacto económico de la elevada inflación. Este segundo paquete implicará, según estimaciones del propio Ejecutivo, un esfuerzo presupuestario de más de 9.000 millones de euros (0,7% del PIB) que se descompone en 5.500 millones más de gasto y 3.600 en reducción de ingresos por rebajas fiscales en los impuestos de la electricidad.
Tras la experiencia de los últimos años, ya sabemos cómo el riesgo político puede alterar el comportamiento de hipótesis clave en los escenarios de previsión económica.
Después de haber puesto en marcha el proceso de endurecimiento monetario más intenso de las últimas décadas, parece que los bancos centrales están en vías de solucionar el inesperado repunte de la inflación que ha tenido que afrontar la economía internacional desde el primer semestre de 2021.