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El precio del petróleo parece haberse subido a una montaña rusa, y ello hace muy difícil prever cuál será su futura evolución. En los primeros compases del año, las limitaciones en la producción de petróleo implementadas por los países de la OPEP y la recuperación del sentimiento inversor sostuvieron la cotización del petróleo.
Mientras nosotros cambiamos de fases para desescalar el confinamiento, la UE también ha puesto encima de la mesa un cambio de fase pero, en su caso, para escalar en el proceso de construcción europea. De hecho, el plan de recuperación propuesto por la Comisión Europea, que se podría decir que pone los cimientos de una unión fiscal, es más que un cambio de fase y supone un verdadero salto cuántico, un momento excepcional en la historia de la Unión.
Uno de los principales temas de discusión en esta fase de recuperación económica está siendo, sin duda, la inflación. En 2021, ha alcanzado cotas no registradas desde 2008 en EE. UU. y en la eurozona es probable que se sitúe en niveles no vistos desde 2012, lo que ha alimentado los riesgos de presiones inflacionistas. De hecho, los datos más recientes de inflación han sorprendido notablemente al alza, especialmente en EE. UU. En este contexto, nos preguntamos hasta qué punto estas sorpresas han tenido un impacto significativo en los mercados financieros.
¿Son plausibles los objetivos europeos de reducción de gases de efecto invernadero? ¿Serán suficientes las medidas tomadas? ¿Cómo se verán alterados por la COVID-19 los planes para luchar contra el cambio climático plasmados en el Green Deal de la Unión Europea?
Una pandemia como la de la COVID-19 y el cambio climático tienen en común la magnitud de su impacto, tanto en términos económicos como humanitarios. De esta forma, a pesar de que en estos momentos nuestros esfuerzos deben concentrarse en combatir los efectos del coronavirus, no podemos olvidar que el cambio climático es uno de los principales retos que debemos afrontar en el siglo XXI.
La reciente recuperación de las divisas emergentes se está interpretando bien como un principio de cambio de régimen más duradero, bien como un movimiento alcista de carácter temporal. Exploramos los fundamentos macroeconómicos y las dinamicas de mercado para diagnosticar qué voces tienen más argumentos.
Conociendo los riesgos climáticos y su impacto sobre el sector financiero
Aparcamos las oportunidades que brinda la agenda para frenar el cambio climático y nos centramos en el análisis del impacto de los riesgos climáticos sobre el sector financiero.
El cambio climático está de plena actualidad: usted mismo lo puede comprobar a diario en los medios de comunicación. Además, la cantidad de estudios que abordan el tema es ingente, lo que indica no solo la popularidad, sino la relevancia del problema. No en vano, para el 37% de los españoles se trata de la mayor amenaza a la que se enfrenta el mundo.1
- 1Véase Lázaro, L., González, C. y Escribano, G. (2019). «Los españoles ante el cambio climático». Real Instituto Elcano.
En la actualidad, estamos empezando a presenciar las primeras consecuencias del cambio climático. Es bien sabido, por ejemplo, que los casquetes de hielo polares están retrocediendo a causa del aumento de la temperatura, pero esto podría ser solamente la punta del iceberg si no actuamos debidamente. A continuación valoramos algunas de las consecuencias que puede tener el cambio climático en el futuro y qué factores están impidiendo que se avance de forma más decidida hacia una economía más respetuosa con el medio ambiente y, en última instancia, más sostenible a largo plazo.
En los últimos años se ha hecho evidente la necesidad de actuar con celeridad frente al cambio climático, hasta el punto de referirnos a este fenómeno como «emergencia climática».1 ¿Cómo podemos afrontar esta situación? En este artículo proponemos medidas para mitigar sus efectos o, al menos, intentarlo. Se trata de un reto colectivo que deberá embarcar a reguladores, empresas y hogares.
- 1éanse los dos primeros artículos de este mismo Dossier, donde se detallan las causas y consecuencias del cambio climático.
El fin de año se avecina, y con él llega nuestro habitual ejercicio de perspectivas acerca del devenir de la economía a lo largo del próximo año. Tal y como veremos, prevemos que 2020 será un año de moderación del crecimiento que no irá más allá de una transición hacia un estadio de crecimiento más suave tras un largo ciclo de recuperación económica.
Tras crecer un promedio del 3,0% en 2017-2018, la economía lusa ha moderado su crecimiento hasta cotas en torno al 2,0%, en 2019. La entrada en una fase más madura del ciclo y el desvanecimiento de factores de apoyo temporales que impulsaron el crecimiento en los últimos años son los principales causantes de una expansión más moderada. Aun así, este ritmo es suficiente para afianzar la recuperación de la convergencia de Portugal con el resto de la eurozona sin generar desequilibrios macrofinancieros.
El cambio climático representa un desafío crucial para el sector inmobiliario y para el conjunto de la economía española. En este artículo analizamos los riesgos asociados a eventos climáticos extremos y los riesgos de transición a los que deberá hacer frente el sector, así como el papel de las políticas públicas.