2025 será un año a la búsqueda de una nueva normalidad, amenazada por la división entre bloques económicos. Lo idóneo sería recuperar la cooperación multilateral para afrontar los nuevos desafíos y mutualizar los riesgos de forma conjunta.
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Analizamos el impacto que las variaciones en el precio de la energía a raíz de la guerra en Ucrania pueden llegar a tener sobre el crecimiento del PIB de España.
La invasión de Ucrania por parte de las tropas rusas supone un punto y aparte en el contexto geopolítico internacional tras la caída del muro de Berlín. Las consecuencias de un evento de tal magnitud (un cisne negro en terminología financiera) son todavía difíciles de anticipar, pero podrían cambiar algunas de las tendencias de fondo que han definido el comportamiento de la economía mundial en las últimas décadas.
El conflicto bélico que ha estallado en Ucrania hace que ahora sea muy difícil pronosticar el curso que va a seguir la actividad económica, pero cada día que pasa parece más difícil que el crecimiento alcance el 5% que esperábamos superar.
En general, por incertidumbre nos referimos a la falta de conocimiento sobre un tema, o al desacuerdo sobre cómo interpretar aquello que se conoce. Desde el punto de vista económico, implica una mayor dificultad para medir o predecir la evolución de variables, como el PIB o la inflación.
El inicio del nuevo curso económico viene marcado por la sensación de que podemos estar afrontando un punto de inflexión en el comportamiento de la economía.
Si en diciembre de 2022 nuestra previsión de crecimiento del PIB para 2023 era del 1%, finalmente la economía española ha logrado crecer un notable 2,5%, a pesar de la incertidumbre geopolítica, una inflación todavía elevada pese a su descenso en los últimos meses y el alza de los tipos de interés.
Cada vez hay más presión para que el BCE empiece a subir los tipos de interés. Pero, en el actual contexto de desaceleración económica con multitud de riesgos a la baja, ¿es deseable que el BCE empiece a normalizar su política monetaria en los próximos meses? ¿Sería mejor esperar a que el crecimiento económico se recuperara?
El PIB portugués registra un exiguo avance en el 2T, y la creación de empleo y la inflación se desaceleran en agosto.
Pese a que aún es muy complicado cuantificar el impacto de la escalada bélica de la guerra en Gaza sobre la economía mundial, no hay duda que uno de los principales focos de atención es el mercado de petróleo. Hasta la fecha, los mercados financieros han reaccionado con relativa cautela, aunque la volatilidad ha repuntado. En el mercado de crudo, se ha producido cierta presión al alza sobre los precios del barril.
¿Qué se espera en 2022 en lo tocante a inversiones sostenibles? Calibramos la importancia de la sostenibilidad medioambiental en los fondos europeos NGEU del Mecanismo de Recuperación y Resiliencia.
Tras la salida del verano, nos encontramos con una economía española en proceso de desaceleración con respecto a los notables registros de crecimiento del 1S 2023. En este artículo presentamos nuestras perspectivas al respecto.
Encaramos la recta final del año tras un verano marcado por la celebración de las Olimpiadas en París y por un breve episodio de turbulencias financieras, debido, en parte, a los temores de que la economía estadounidense pueda entrar en recesión. Se ha demostrado que estos temores han sido algo exagerados, y la economía mundial mantiene la tendencia de los últimos trimestres, si bien las perspectivas para la última parte del año se han debilitado. Toca pues reajustar los escenarios económicos y financieros con toda la nueva información disponible en los últimos meses.
La sensación es que nos encontramos cerca de un punto de inflexión, a partir del cual se irán manifestando con más intensidad los efectos del endurecimiento monetario acumulado en el último año y medio.
El año 2024 cerró en positivo para la renta variable, con el dólar como la divisa más fortalecida, pero con un repunte significativo en los tipos soberanos ante la perspectiva de mayor inflación en EE. UU., las incógnitas alrededor del futuro geopolítico global y la incertidumbre sobre cuánto más se distenderá la política monetaria.
En un mes en el que desgraciadamente el protagonismo lo vuelve a tener el riesgo geopolítico, repasamos en el Dossier de Perspectivas 2024 las principales claves y previsiones para el próximo año. Y la primera idea es precisamente lo compleja que será la vuelta a una macroeconomía en equilibrio en un mundo con unos niveles de inestabilidad geopolítica no vistos en muchas décadas.
Durante los años de política monetaria expansiva, la Reserva Federal se embarcó en un programa de compra de activos para inyectar liquidez y estimular la economía que llegó a alcanzar el 35% del PIB de los Estados Unidos a mediados de 2022. La crisis inflacionista requirió una política monetaria restrictiva, que incluyó la reducción del balance del banco central para retirar liquidez del sistema financiero. En 2025, la Fed anunció una desaceleración del ritmo de reducción de su balance a partir del mes de abril.
El INE revisa al alza el crecimiento de los últimos años y los indicadores avanzados del 3T apuntan a una mejora en el consumo privado, pese a la desaceleración del mercado laboral en el 3T. La inflación sorprende al situarse en el 1,5% en septiembre y la demanda de vivienda sorprende al alza.