Los activos inmobiliarios comerciales han tenido un excelente comportamiento en la primera mitad del año 2022. Pero esta situación está cambiando rápidamente a raíz del fuerte aumento de los tipos de interés que está llevando a cabo el BCE para frenar el avance de la inflación. Todo parece indicar que las oficinas serán los activos que pueden sufrir un mayor ajuste de valoración, al contar con unas rentabilidades más estrechas. El retail, cuyas valoraciones acumulan varios años de intenso ajuste, podría tener ahora un comportamiento más estable que el resto de los segmentos. En cambio, los activos logísticos, el producto estrella en los últimos tiempos por el auge del e-commerce, podría mostrar una mayor sensibilidad al deterioro del entorno macroeconómico. Finalmente, ponemos el foco en el segmento co-living, que está despertando mucho interés inversor recientemente en España, especialmente en el caso del senior living, un segmento con perspectivas muy positivas teniendo en cuenta las perspectivas demográficas que apoyarán a la demanda a medio y largo plazo y la escasa oferta actual.
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La resiliencia que muestra la economía internacional a nivel agregado, destacable ante un entorno de gran incertidumbre geopolítica y condiciones financieras restrictivas, refleja dinámicas dispares entre las distintas economías internacionales, cada una en búsqueda de conseguir un aterrizaje ordenado ante sus propios retos. EE. UU. exhibe un crecimiento sólido y persigue normalizarse hacia ritmos más sostenibles, mientras que en la eurozona aparecen indicios de un crecimiento menos apático y China mantiene unas dinámicas mixtas entre la industria y la demanda interna.
El sector inmobiliario chino se describe a menudo como «el sector más importante del mundo» por la envergadura que ha ido ganando en las últimas décadas en el modelo de crecimiento del gigante asiático. Analizamos su peso en la economía china y los riesgos del efecto Evergrande.
A finales de diciembre, las autoridades chinas detectaron la existencia de un nuevo coronavirus (el llamado COVID-19) en la ciudad de Wuhan. En enero, la Organización Mundial de la Salud (OMS) decretó una emergencia sanitaria global y los mercados financieros se vieron sacudidos por el temor a que se cobre un importante coste económico. ¿Hasta qué punto debemos preocuparnos por el impacto económico del virus?
El conflicto de Ucrania no es más que el canario en la mina del aumento de la inestabilidad en el escenario geopolítico que cabe esperar para los próximos años, cuyo máximo exponente será la rivalidad entre China y EE. UU.
En este segundo artículo dedicado a la globalización, analizamos la creciente fragmentación de la economía mundial en los últimos tiempos, centrándonos en la desconexión entre EE. UU. y China, y en sus efectos.
La COVID-19, enfermedad causada por el nuevo coronavirus surgido en la ciudad china de Wuhan, empezó como una amenaza distante para el mundo occidental. En las últimas semanas se ha hecho realidad. Hoy en día, se han detectado al menos 100 casos en más de 30 países del continente europeo, que ya registra el 75% de todos los nuevos casos diarios del mundo. El día 26 de marzo, EE. UU. sobrepasó a China en el número de casos confirmados.
Una vez expuesta la compleja relación comercial entre Estados Unidos y China, seguimos analizando el fenómeno del de-risking entre las grandes potencias económicas centrándonos en la Unión Europea.
- La economía global sigue avanzando a distintas velocidades en el 2T. En Estados Unidos el mercado de trabajo comienza a dar señales de moderación mientras la inflación prosigue con su lento goteo a la baja; la debilidad de Alemania condiciona al conjunto de la eurozona, y la economía china afronta perspectivas modestas en el 3T.
Dependencias importadoras y urgencias competitivas para la industria europea
Analizamos la dependencia importadora de China y Estados Unidos por parte de la industria manufacturera europea y las estrategias para reducirla en un contexto geopolítico más fragmentado.
Los últimos indicadores económicos disponibles apuntan a que en el cierre de 2024 se mantienen las tendencias observadas durante buena parte del año: dinamismo y resiliencia de Estados Unidos, debilidad en la eurozona por la delicada situación que atraviesan Alemania y Francia, y falta de impulso en la economía china ante la ausencia de estímulos económicos de calado.
Desde inicios de 2018, la Administración Trump ha adoptado un tono más beligerante en el ámbito comercial: por ejemplo, entre otras acciones, ha aumentado los aranceles sobre importaciones chinas por valor de 250.000 millones de dólares, ha incluido a Huawei dentro de la lista de empresas que necesitan de aprobación gubernamental en la compra de tecnología estadounidense, y está estudiando medidas sobre las importaciones del sector automovilístico.
EE. UU. y China cerraron a mediados de diciembre la Primera Fase (de un total de tres) del acuerdo que debería resolver la guerra comercial en la que ambas potencias están enzarzadas desde principios de 2018. A pesar de la escasez de detalles técnicos y legales, la valoración del acuerdo es positiva. En especial, porque reduce a corto plazo la incertidumbre procedente del ámbito comercial.
Analizamos el enfriamiento del sector manufacturero mundial en un momento en el que confluyen distintos factores: las secuelas de la pandemia, el efecto arrastre de China y las repercusiones de la crisis energética en la industria europea.
La clave del aumento sostenidos de las llegadas de turistas internacionales es la elevada sensibilidad de la demanda respecto al crecimiento de los ingresos en los países emisores y a un aumento relativamente moderado de los precios domésticos frente a las mayores subidas en destinos competidores.
Las valoraciones de los activos inmobiliarios comerciales se recuperaron de manera significativa a lo largo de 2024, impulsadas por el giro en la política monetaria y el descenso de los tipos de interés de mercado. La inversión en el sector creció en torno al 20% anual y los segmentos living, hotelero y de retail registraron un especial dinamismo. Para 2025, todo parece indicar que la mayor parte de las revalorizaciones ya habrán tenido lugar, toda vez que los tipos de interés ya se encuentran en niveles cercanos al nuevo equilibrio. Aun así, el sector seguirá atrayendo oportunidades de inversión. España se está posicionando entre los destinos más atractivos para la inversión internacional en inmobiliario comercial, gracias a unos fundamentales macroeconómicos sólidos que mantendrán su atractivo a lo largo de este año.
El sector citrícola es uno de los más importantes del sistema agroalimentario español y líder destacado en los mercados internacionales de exportación. Caracterizado por la atomización de las explotaciones, con las consiguientes dificultades para su modernización, debe afrontar importantes retos y desafíos. En particular, la fuerte competencia de terceros países, en un momento de intenso repunte de los costes de producción, acentuado por la prolongada sequía y la guerra de Ucrania. En todo caso, a la vista de las cifras, la citricultura española sigue siendo la más competitiva del mundo, gracias a la vitola, ganada a pulso, de producto de la más alta calidad y con las máximas garantías sanitarias.
Las etiquetas Hecho en España, Hecho en EE. UU. e incluso Hecho en China cada vez tienen menos sentido en nuestro mundo actual. Desde que las empresas decidieron trocear sus procesos productivos y trasladarlos a otros países, seguramente Hecho en el Mundo represente mejor la naturaleza de la mayoría de los bienes manufacturados que consumimos. Repasamos el pasado, el presente y el futuro de las cadenas de valor globales, en un momento en el que las restricciones a la movilidad provocadas por la pandemia y las disrupciones en los suministros las han vuelto a poner de actualidad.
Luís es economista en el Departamento de Economías y Mercados Internacionales. Doctor en Economía por la Cardiff University y Máster en Economía Internacional y Estudios Europeos por la Universidade de Lisboa. Antes de incorporarse a CaixaBank trabajó como profesor asociado de Economía y Sector público en la Universidad Pompeu Fabra, y como investigador postdoctoral en la Barcelona Graduate School of Economics y en el Centre de Recerca en Economia i Salut (CRES-UPF). Sus áreas de estudio comprenden la economía pública y la macroeconomía, con énfasis en la política fiscal internacional, y es especialista en el seguimiento de China y la Unión Europea.
El sector se está orientando hacia una estrategia que diversifique la oferta turística y que aborde las debilidades del modelo tradicional de sol y playa para mantener la posición de liderazgo internacional de la que goza España en el ranking global de competitividad.