Desde inicios de 2018, la Administración Trump ha adoptado un tono más beligerante en el ámbito comercial: por ejemplo, entre otras acciones, ha aumentado los aranceles sobre importaciones chinas por valor de 250.000 millones de dólares, ha incluido a Huawei dentro de la lista de empresas que necesitan de aprobación gubernamental en la compra de tecnología estadounidense, y está estudiando medidas sobre las importaciones del sector automovilístico.