Más allá de la tasa de desempleo

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23 de noviembre de 2017

En 1958, el economista William Phillips publicó el artículo que dio a luz a la llamada curva de Phillips, la representación gráfica de la relación inversa que hasta la fecha presentaban la tasa de desempleo y la inflación. Sin embargo, en los años posteriores a la crisis financiera, si bien la tasa de desempleo en la eurozona ha caído de forma pronunciada, ello no ha ido acompañado de un repunte significativo de la inflación: la curva parece haberse aplanado (véase el primer gráfico). En este Focus veremos que uno de los factores clave para entender el aplanamiento de la curva es que el grado de saturación del mercado laboral es menor de lo que sugiere la tasa de desempleo.

Este grado de saturación se puede medir según los márgenes intensivo y extensivo. Una empresa que necesite aumentar capacidad puede contratar a un nuevo empleado –actuación sobre el margen extensivo– o ahorrarse el costoso proceso de búsqueda de un nuevo trabajador y ofrecer más horas a los miembros existentes de la plantilla –actuación sobre el margen intensivo–. En este sentido, la tasa de desempleo es una medida que únicamente hace referencia al margen extensivo. A fin de que podamos medir el grado de saturación del mercado laboral teniendo en cuenta ambos márgenes, se puede modificar la tasa de desempleo para crear un nuevo indicador, la tasa de subempleo, que se define como la suma del número de desempleados y de trabajadores a tiempo parcial que desearían trabajar más horas sobre la población activa. Tal y como podemos ob­­ser­­var en el segundo gráfico, la brecha entre la tasa de sub­­empleo y la de desempleo ha aumentado de forma sig­­nificativa en los últimos años en la eurozona.

El nuevo indicador nos permite construir una nueva curva de Phillips. En el tercer gráfico vemos que el uso de la tasa de subempleo conlleva un desplazamiento lateral hacia la derecha de la curva. Además, el desplazamiento es mayor para los datos a partir del 2008. Del mismo modo, se puede observar que, si bien el grado de saturación del mercado laboral ha aumentado desde 2014, este permanece aún por debajo de los niveles anteriores a la crisis financiera. Así, según la nueva métrica, todavía parece pronto concluir que la curva se haya aplanado.

Finalmente, la tasa de participación constituye otro factor clave en el análisis del grado de saturación del mercado de trabajo. La distinción entre activos e inactivos suele ser más borrosa de lo que refleja el trato oficial de los inactivos de cara al cómputo del desempleo –obviados por completo. Los inactivos, del mismo modo que los desempleados, ejercen presión a la baja sobre el crecimiento de los salarios y, por consiguiente, la inflación.1 Eso se debe a que muchos de estos trabajadores pueden estar dispuestos a volver a entrar en el mercado de trabajo. Este parece haber sido el caso para la eurozona. Si bien la tasa de participación de las personas en edad de trabajar ya mostraba una tendencia al alza en los años anteriores a la crisis, explicada en parte por motivos estructurales como el retraso de la edad de jubilación y el incremento de la participación femenina, las buenas perspectivas laborales de los últimos años han contribuido a mantener esta tendencia.2

 

1. Blanchflower, D. G. y Posen, A. S. (2014), «Wages and Labor Market Slack: Making the Dual Mandate Operational», PIIE Working Paper.

2. La tasa de participación para la eurozona ha aumentado en 2 p. p. entre el 2007 y el 2T 2017, lo que equivale a alrededor de 4,3 millones de personas.

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