Acumulación de liquidez en las empresas estadounidenses, ¿por fin la hora del cambio?

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10 de marzo de 2015

La crisis financiera iniciada a mediados de 2007 marcó un cambio en la estrategia empresarial a nivel global. Durante los últimos años, la mayoría de compañías han rediseñado sus estrategias de crecimiento y han procurado controlar su apalancamiento, combinando la optimización de costes con la venta de activos no estratégicos. Sin embargo, la falta de claridad sobre la evolución de la demanda agregada, la incertidumbre vinculada al ciclo económico en general y el escenario monetario ultralaxo han sido motivos poderosos para que las empresas hayan registrado excedentes crecientes de tesorería en sus balances. Este fenómeno de acumulación de liquidez ha sido especialmente destacado en el caso de EE. UU. y conduce a plantearse qué empleo se le dará ahora que la economía presenta una senda de crecimiento más robusto.

Una perspectiva histórica de la evolución de la liquidez (calculada como las reservas de caja y otros activos líquidos) en el sector corporativo estadounidense muestra la singularidad del repunte registrado en los últimos años. En 2014, llegó a representar el 11,9% del total de los activos de las corporaciones, frente al 6,4% de media entre 1995 y 2005. Además de los factores enunciados, que impulsaron el ahorro preventivo de las empresas, también fueron relevantes otros aspectos de carácter tributario y regulatorio, que desincentivaron la reinversión de los beneficios. Concretamente, el elevado coste, en términos del Impuesto sobre Sociedades, de repatriar los beneficios generados en el extranjero ha contribuido a la acumulación de liquidez en filiales fuera de las fronteras del país. Con el fin de lograr cierta suavización de la carga fiscal, uno de los argumentos esgrimidos por los lobbies empresariales ante las autoridades es el impacto negativo que supone esa inmovilización sobre la inversión en capital (capex). Una variable cuya debilidad en los últimos años ha lastrado el avance de la economía de los EE. UU.

Sin embargo, la tendencia a acumular liquidez podría es­­tar comenzando a cambiar. La mejora de las perspectivas de crecimiento a nivel global, la robusta recuperación de la economía norteamericana y la estabilización de los riesgos financieros están dibujando un nuevo marco para el sector empresarial. Según la última encuesta realizada por la Association for Financial Professionals a directores financieros de empresa, las compañías norteamericanas habrían comenzado el año con la firme intención de reducir el tamaño de sus excedentes de caja. Si bien este ha ve­­nido siendo un propósito recurrente a inicios año, que no ha impedido su incumplimiento, en esta ocasión, la contundente respuesta se alinearía con un cambio de tendencia en la acumulación de liquidez.

Este viraje permitiría satisfacer las peticiones de los inversores institucionales (fondos de inversión y de pensiones, etc.), también según revelan las encuestas. La mayoría abrumadora reclama poner en movimiento las reservas de caja, que apenas generan retornos inmovilizadas en los balances. A partir de ahí, la gran cuestión que se plantean los analistas y los inversores reside en el uso que las compañías podrían dar a ese exceso de liquidez. Las principales opciones que se barajan son cuatro. Primero, aumentar el capex, invirtiendo en la propia compañía con el fin de lograr un mayor crecimiento orgánico. Segundo, abordar operaciones de fusión o adquisición de otras compañías. Tercero, mejorar la política de retribución al accionista, a través de dividendos y recompras de acciones. Y, cuarto, re­­ducir el endeudamiento a medio y a largo plazo. Las en­­cuestas a gestores y analistas revelan que sus preferencias se decantan, de forma clara, por la primera y luego por la tercera alternativa, dejando las otras dos en un plano se­­cundario (salvo casos específicos). De momento, las actuaciones de las empresas estadounidenses muestran cierta desviación respecto a esas preferencias. La potenciación del capex todavía es modesta (aunque prometedora) y el desapalancamiento, muy gradual (sin ser apremiante). En cambio, sí se ha observado, ya en los últimos meses, un notable aumento de la actividad en los ámbitos de las fusiones y de las recompras de acciones. Esto hace pensar que el cambio de estrategia de las compañías estadounidenses hacia enfoques menos conservadores en las políticas de liquidez está en curso, aunque parece que no será muy agresivo en materia de capex durante este ejercicio.

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