Si en diciembre de 2022 nuestra previsión de crecimiento del PIB para 2023 era del 1%, finalmente la economía española ha logrado crecer un notable 2,5%, a pesar de la incertidumbre geopolítica, una inflación todavía elevada pese a su descenso en los últimos meses y el alza de los tipos de interés.
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CaixaBank Research prevé un crecimiento del 1,4% para 2024, pero empezamos el año señalando los riesgos al alza. Los buenos datos de crecimiento del 4T 2023 y la mejora de las perspectivas de consumo de los hogares nos llevarán a revisar el crecimiento y situarlo cerca del 2,0%.
Revisamos a la baja en 0,1 p. p. nuestras previsiones de crecimiento del PIB para 2025 y 2026, situándolas en el 2,4% y el 2,0%, respectivamente. Mientras tanto, los indicadores disponibles muestran que la economía mantiene un buen ritmo de avance en el 2T.
Analizamos la evolución reciente y las perspectivas de la deuda pública en las principales economías avanzadas. Mientras que Estados Unidos, Francia o Bélgica seguirán aumentando sus ratios, Japón y Reino Unido podrían estabilizarlas. En contraste, la periferia de la eurozona muestra condiciones favorables para reducir su deuda, aunque requerirá esfuerzos fiscales significativos.
El 2T 2025 empezó con todas las papeletas para una desaceleración del crecimiento de la economía española. A principios de abril, y después de meses de amenazas, la Administración Trump anunció los aranceles bilaterales y catapultó los principales indicadores de incertidumbre a máximos históricos. Semanas después, un apagón dejó la península ibérica sin electricidad durante un día. Todo esto, además, ocurrió en un entorno en el que la economía de la eurozona volvía a dar señales de enfriamiento.
La resistencia exhibida por la actividad económica internacional, la reducción de la incertidumbre y la mejora de las proyecciones de crecimiento dibujan una mejora del escenario más inmediato. Pero esto no significa que la economía mundial haya salido de la encrucijada.
Los vientos de cola que suponen los últimos datos de la inflación y unos mercados laborales sólidos coexisten con una pérdida natural de impulso cíclico y, especialmente, con un entorno de elevados riesgos geopolíticos, una combinación que marcará la velocidad del escenario en los próximos trimestres.
Septiembre cierra un 3T de ganancias generalizadas en los mercados financieros. Los recortes de los bancos centrales prolongan las caídas de los tipos monetarios y la mayoría de las bolsas mundiales registran fuertes subidas.
El INE revisa al alza el crecimiento de los últimos años y los indicadores avanzados del 3T apuntan a una mejora en el consumo privado, pese a la desaceleración del mercado laboral en el 3T. La inflación sorprende al situarse en el 1,5% en septiembre y la demanda de vivienda sorprende al alza.
Con la desinflación bien encarrilada y algunos signos de desaceleración de la actividad y enfriamiento del mercado laboral, la política monetaria está cambiando de marcha para pasar a una fase de distensión: de restrictiva a neutral. El BCE y la Fed, además de otros grandes bancos centrales, han iniciado esta distensión con bajadas de tipos de interés, y se espera que continuarán haciéndolo en 2025. A partir de ahí, buscaremos aclarar los factores que guiarán esta nueva fase de política monetaria.
El PIB mantuvo un ritmo de crecimiento intertrimestral del 0,2% en un 3T marcado por una trayectoria de menos a más.
Perspectivas económicas estables pero con riesgos crecientes: inestabilidad geopolítica, incertidumbre y falta de confianza.
La situación actual del mercado inmobiliario español se caracteriza, a grandes rasgos, por la fortaleza de la demanda y la escasez de oferta. Como consecuencia de este desajuste entre oferta y demanda, el precio de la vivienda ha acelerado el paso, especialmente el de la obra nueva. Desde CaixaBank Research ya preveíamos que la tendencia alcista del mercado inmobiliario se afianzaría en 2024, pero los datos que se han ido publicando han sido más pujantes de lo esperado, y ello, junto con la mejora de las perspectivas económicas, nos ha llevado a revisar al alza las previsiones del sector inmobiliario para 2024-2025.
El crecimiento del PIB volvió a batir las expectativas en el 3T y el mercado laboral y los PMI estrenan el 4T con buen pie.
Sentimiento de menos a más en EE. UU., y algo dubitativo en el resto del mundo, mientras los bancos centrales avanzan en la distensión monetaria «gradual».
Dada su estrategia oficial de «dependencia de los datos», las próximas decisiones del BCE estarán sujetas a las señales presentes que mandan los datos, pero probablemente también estarán condicionadas por la expectación sobre la agenda económica de Estados Unidos y sus consecuencias en el futuro.
En CaixaBank Research no somos punteros en investigación sobre big data o AI, pero intentamos estar atentos a los últimos desarrollos en la materia para mejorar el análisis económico, especialmente en aquellos ámbitos clave para que el crecimiento sea más dinámico, más inclusivo y más sostenible a largo plazo.