Hoy presentamos el Diagnóstico Estratégico de Castilla y León, el XVII y último volumen de nuestra Colección Comunidades Autónomas, para analizar las fortalezas y oportunidades, así como las debilidades y amenazas a las que se enfrenta la región castellano-leonesa.
Resultados de la búsqueda
La actividad agroalimentaria en España tiene una relevancia que va más allá de su peso en la economía. Su papel estratégico en la competitividad internacional, la cohesión territorial y la autonomía productiva lo convierte en un sector clave. Este artículo analiza su capacidad para vertebrar el territorio, profundizando en su importancia a nivel autonómico y provincial, así como en la evolución de su peso relativo en las últimas décadas. Andalucía, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Cataluña son las comunidades que más contribuyen al sector agroalimentario español, entre las que destaca Andalucía tanto por su volumen de actividad como por su dinamismo reciente. A nivel provincial, Almería, Sevilla y Barcelona se sitúan como los principales núcleos agroalimentarios del país.
La publicación del último censo agrario por parte del INE, correspondiente a 2020, no solo nos permite describir de forma exhaustiva cómo ha evolucionado el sector agrario español por el lado de la oferta en las últimas décadas, sino conocer también los cambios de carácter estructural y anticipar nuevas tendencias, fortalezas y debilidades. La explotación agraria típica aún se caracteriza por su pequeño tamaño, una modesta dimensión económica, y por estar al mando un jefe de explotación que, mayoritariamente, será un hombre y de edad avanzada, con un escaso relevo generacional, uno de los mayores hándicaps a los que se enfrenta el sector. No obstante, los sucesivos censos recogen una gradual concentración de estas explotaciones, que cada vez son más grandes y productivas, así como una mayor presencia de la mujer en el campo.
David es economista en el Departamento de Economías y Mercados Internacionales. Licenciado en Economía por la Universidad de Castilla-La Mancha y Máster en Economía y Finanzas por el Centro de Estudios Monetarios y Financieros (CEMFI). Antes de incorporarse a CaixaBank trabajó como economista en la Comisión Europea, Banco de España, BBVA y Analistas Financieros Internacionales (Afi). Su principal área de estudio es la macroeconomía, con énfasis en los factores de crecimiento a largo plazo, el comercio internacional y las transformaciones estructurales de la economía global.
La inclusión financiera garantiza el acceso por parte de la población a un nivel apropiado de servicios financieros. La reducción significativa de oficinas bancarias en España en los últimos años ha acrecentado el riesgo de exclusión financiera para algunos clientes de las zonas rurales. Estos clientes tienden a mantener una preferencia por el canal oficina y buscan una oferta especializada, sobre todo en el segmento de empresas. En este contexto, el papel de las oficinas rurales es doble: permite al sector bancario especializarse en sectores económicos críticos para amplias partes del territorio, como el agrícola, y a la vez mantener el compromiso con la inclusión.
En los últimos años, el turismo rural ha adquirido un protagonismo creciente en España y ha abierto nuevos caminos para la diversificación de las fuentes de ingresos de las economías rurales. En este artículo analizamos, a partir de datos internos de CaixaBank, el despunte del sector tras la pandemia de COVID-19 y sus implicaciones para la resiliencia económica de la España rural y para el sector turístico, dado su alto nivel de sostenibilidad, tanto desde el punto de vista del impacto sobre el medio ambiente como por su mayor diversificación geográfica y su menor estacionalidad comparado con otras formas de turismo más tradicionales como el costero.
El porcino se ha consolidado como el sector más relevante para la ganadería española, con más del 40% de la producción final ganadera. Lo componen unas 86.500 granjas y unas 2.600 empresas transformadoras, y la mayor parte de su producción se concentra en solo tres regiones: Cataluña, Aragón y Castilla y León. Recientemente, el porcino ha esquivado mejor que otros sectores cárnicos la caída de la demanda por la COVID-19, gracias a su menor dependencia del canal HORECA y al repunte de la demanda procedente de China, cuya producción doméstica se ha visto gravemente afectada por la peste porcina africana (PPA). Esta situación ha permitido al sector porcino español consolidarse como uno de los principales actores en la UE y en el mundo. Entre los retos del sector se encuentra la reducción de las emisiones contaminantes y seguir aplicando de forma estricta las medidas necesarias de bioseguridad para evitar la entrada de la PPA en territorio español.
El precio de la vivienda y el número de compraventas han repuntado con fuerza desde mediados del año pasado de forma generalizada en España, si bien las diferencias geográficas son notables. En 2024, el precio de la vivienda creció de forma más vigorosa en las zonas más caras, lo que acrecienta la brecha de precios entre municipios y regiones, algo que está empezando a desplazar parte de la demanda hacia zonas más asequibles. A nivel provincial, se observa que la temperatura podría ser un factor relevante: las compraventas crecen de forma más vigorosa en la «España fresca», en el noroeste peninsular, mientras que las zonas turísticas tradicionales registran un avance más suave de la demanda. Además, el fuerte aumento del precio de la vivienda en las grandes urbes está provocando un desplazamiento de la demanda de vivienda hacia zonas periféricas más asequibles, unos municipios en los que se prevé que el precio de la vivienda crezca de forma vigorosa en 2025.
Cuando hablamos del sector turístico en España, el turismo internacional suele acaparar el foco de atención. Sin embargo, el turismo doméstico también desempeña un papel importante: los españoles viajan más de 175 millones de veces al año dentro de España, y generan un gasto turístico asociado de 30.000 millones de euros1. En este artículo, analizamos la evolución del turismo doméstico español en los últimos años y señalamos las principales diferencias entre los turistas domésticos y los internacionales.
- 1Se consideran viajes todos aquellos desplazamientos a un destino principal fuera del entorno de residencia habitual de la persona, que impliquen al menos una pernoctación fuera del entorno mencionado.
El sector del comercio minorista desempeña un papel muy relevante en una economía eminentemente de servicios como la española, con un mayor peso respecto a otras economías europeas en términos de actividad, empleo y número de empresas. Se trata de un sector empresarialmente atomizado, con fuerte presencia de pymes y micropymes, y especialmente intensivo en empleo. Además, su presencia está ampliamente extendida a lo largo y ancho de nuestra geografía. Todo ello le concede cierto papel cohesionador, tanto desde el punto de vista social como territorial, dentro de la economía española.
La sequía de este invierno ha realzado uno de los desafíos más importantes a los que se enfrenta el sector agroalimentario español: mejorar el uso de los recursos hídricos ante una perspectiva de mayor escasez de agua.
El sector turístico es un sector clave para la economía española y, por ello, la caída del turismo prevista para 2020 supondrá un impacto mayúsculo sobre el nivel de actividad económica del país. Además, el impacto económico no se distribuirá de manera homogénea en la geografía española puesto que existen profundas diferencias en el peso del sector turístico entre regiones. Así, esperamos que las comunidades insulares y mediterráneas quedarán más expuestas que el promedio de España, mientras que las del interior sufrirán de manera más leve.
La demanda de vivienda por parte de compradores extranjeros no residentes ha crecido con fuerza en los últimos años, especialmente tras la pandemia, y se ha consolidado como uno de los motores del mercado inmobiliario español. Este auge responde a algunos atractivos que ofrece España, como la estabilidad económica, la percepción de seguridad, la buena conectividad y una oferta inmobiliaria aún competitiva. El perfil de los compradores y las zonas de interés se han diversificado, y ha aumentado la variedad de nacionalidades y de ubicaciones elegidas: el Reino Unido reduce su influencia, Polonia entra en el top 5 de compradores, crece el interés desde EE. UU. y América Latina, y surgen nuevos focos de interés en zonas menos tradicionales, como Castellón, Asturias, Huelva y Córdoba.
El sector agroalimentario español se caracteriza por su elevada propensión exportadora: la gama de productos que exporta cada vez es más amplia y abarca más destinos. Sin embargo, hay otra dimensión que conviene tener en cuenta: la complejidad exportadora, un concepto que mide la intensidad de conocimiento necesario para producir los bienes exportados. Porque no solo importa exportar mucho, sino también lo que se exporta.
El mercado residencial español se encuentra en plena fase expansiva, impulsado por la bajada de los tipos de interés, la mejora del poder adquisitivo y el crecimiento demográfico. La demanda sigue creciendo con fuerza, con un notable protagonismo del comprador extranjero, y la oferta poco a poco también va ganando tracción, aunque sigue sin compensar el déficit de vivienda acumulado desde 2021. El precio de la vivienda sigue acelerándose, superando ya el máximo alcanzado en 2007 en términos nominales, y se empiezan a detectar señales de sobrevaloración. Sin embargo, el contexto actual difiere del anterior al estallido de la burbuja inmobiliaria: no hay un exceso de oferta sino un grave déficit de vivienda y eso es lo que explica principalmente la presión sobre los precios; y la situación financiera de las familias, del sector constructor y promotor, y del sistema financiero es sólida. Prevemos que los precios y las compraventas seguirán siendo dinámicos los próximos trimestres, lo que acentúa la necesidad de aumentar la oferta de vivienda asequible.
En 2024, el PIB turístico experimentó otro año de crecimiento notable, con un aumento estimado del 6% en términos reales, aproximadamente el doble del crecimiento del total de la economía. Este desempeño respondió a un incremento significativo en el número de turistas extranjeros y de su gasto medio, impulsado por la recuperación del turismo británico y de larga distancia. Por otro lado, el turista español ha vuelto a viajar al exterior, retomando los niveles prepandemia. En este contexto favorable, el sector hotelero sigue disfrutando de una demanda muy robusta, que le ha permitido seguir aumentando los niveles de ocupación y de rentabilidad hasta nuevos máximos. De cara a 2025, el sector turístico español crecerá a un ritmo algo más moderado, pero todavía cuenta con importantes palancas para seguir expandiéndose y esperamos que siga siendo uno de los principales apoyos al crecimiento del conjunto de la economía.
El fuerte crecimiento del sector turístico en los últimos años, junto con los nuevos hábitos de consumo tras la pandemia, ha propiciado una extraordinaria recuperación del sector de la restauración español tanto en la creación de empleo como en la facturación. Además ha logrado obtener un notable reconocimiento y prestigio a nivel internacional, al tiempo que desempeña un papel fundamental en nuestro país como promotor de cohesión social y territorial.
Los indicadores muestran que el ritmo de crecimiento del sector turístico español se está normalizando tras los excepcionales registros de 2022-2024, impulsados por la recuperación pospandemia y el consiguiente repunte del consumo de servicios. Las tendencias observadas a finales de 2024 se prolongan en 2025: el sector mantiene su atractivo para un creciente número de turistas internacionales, mientras que el turista residente pierde presencia en los destinos locales y gana protagonismo en el extranjero. Aun así, este año el sector volverá a ser clave para la economía española. Según nuestras previsiones, el PIB turístico crecerá un 2,7%, gracias al sólido arranque de año, al aumento de la renta disponible de las familias, a la reactivación de algunas economías europeas y a la moderación de la inflación turística.
En el transcurso del año 2021 hemos constatado que, a raíz de la pandemia, se ha producido un desajuste en el sector inmobiliario entre una demanda que se ha reactivado muy rápidamente y una oferta que se muestra más dependiente de factores de tipo estructural y que, por tanto, sigue rezagada en la recuperación. A causa del desajuste, los precios de la vivienda han iniciado una tendencia alcista, que puede tener cierta continuidad en los próximos trimestres como consecuencia del encarecimiento de los costes de producción del sector y los problemas de abastecimiento de determinadas materias primas. Sin embargo, a medio plazo, a medida que la nueva oferta se vaya incorporando al mercado y se atenúen las tensiones en las cadenas de distribución globales, los precios deberían volver a una senda de crecimiento más acorde con la evolución de la renta de las familias.