La escasez de oferta de vivienda en un contexto de fuerte demanda seguirá siendo uno de los principales retos del mercado inmobiliario español en 2025, aunque no se encuentra entre los más sobrevalorados de la Unión Europea.
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Si bien la industria manufacturera no ha sido uno de los sectores más golpeados por la crisis, lo cierto es que el shock de la COVID-19 tuvo lugar en un contexto de prolongada debilidad del sector, no solo en España, sino en toda Europa. Tras el duro ajuste inicial, que fue breve y heterogéneo entre las distintas ramas de actividad, el sector retomó el vuelo con rapidez, aproximándose a los niveles prepandemia de actividad y empleo. Las perspectivas para 2021 y 2022 son favorables, apoyadas, sobre todo, en el tirón de la demanda externa y las inversiones del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia (PRTR). Las recientes disrupciones en las cadenas de suministro global, ocasionadas por cuellos de botella en el transporte mundial y desabastecimiento de algunos componentes, tendrán un impacto temporal y reducido.
Entre 2020 y 2022 se han creado en España unos 420.000 nuevos hogares. En este mismo periodo, el número de viviendas iniciadas apenas ha alcanzado las 300.000, el nivel más reducido desde 1990 si se exceptúa la etapa de la crisis financiera iniciada en 2008. Esta oferta de vivienda, insuficiente en relación con las dinámicas demográficas, es más acusada en aquellos municipios con mayor crecimiento poblacional, como las grandes urbes, las islas y el arco mediterráneo. Según las proyecciones de población del INE, en los próximos cinco años (2023-2027) se crearán unos 217.000 nuevos hogares por año, lo que supone una presión demográfica significativa y con importantes implicaciones para el mercado de la vivienda.
El mercado residencial español se ha resentido de la caída de la demanda extranjera durante la pandemia, en especial en las las zonas más turísticas del arco mediterráneo y los archipiélagos. Si bien los precios de la vivienda en los municipios más turísticos han sufrido una desaceleración marcada, el ajuste fue muy moderado hasta el 1T 2021 y las perspectivas de cara a los próximos trimestres son positivas.
El sector agroalimentario español sigue mostrando una notable fortaleza y se ha consolidado como principal motor exportador del país, gracias a una coyuntura favorecida por un aumento de precios contenido y la recuperación de la demanda. España se posiciona como la cuarta potencia exportadora de la UE y la octava a nivel mundial, con una cuota del 3,4%. Además, acumula casi tres décadas de superávits comerciales, equivalentes al 1,2% del PIB en 2024. Pese al complejo entorno internacional, marcado por las tensiones geopolíticas y el proteccionismo, el crecimiento que registraron las exportaciones agroalimentarias en el primer semestre de 2025, tanto en volumen como en valor, auguran un buen año para el sector.
El sector agroalimentario se consolida como principal motor de las exportaciones de bienes de España, manteniéndola entre las principales potencias exportadoras de productos agrarios a nivel mundial. Entre los factores que explican esta solidez, además de la contrastada capacidad competitiva del sector, destaca la elevada diversificación geográfica de los destinos de las exportaciones, un elemento que confiere una notable resiliencia al sector ante posibles shocks.
Una de las consecuencias del estallido de la crisis sanitaria por la COVID-19 ha sido la mayor concienciación de la población y, por extensión, de la clase política, sobre la necesidad de introducir criterios de sostenibilidad en las políticas económicas, con el fin de impulsar una reactivación de la economía de forma más sostenible y resiliente. El sector turístico no es ajeno a estas tendencias porque, en primer lugar, su propia actividad se puede ver perjudicada por las consecuencias del cambio climático y, en segundo lugar, existe un amplio margen para que la actividad turística sea más sostenible. Este artículo trata de responder qué entendemos por sostenibilidad en el sector turístico, cómo se puede medir, en qué punto se encuentra el sector turístico español y hacia dónde se dirige.
El endurecimiento de las condiciones financieras entre 2022 y 2023 truncó la tendencia ascendente del precio de la vivienda en la gran mayoría de los mercados residenciales de las principales economías avanzadas. A pesar de que se observan diferencias significativas entre países, en conjunto se puede afirmar que el precio de la vivienda ha resistido bastante bien el endurecimiento de las condiciones financieras, teniendo en cuenta la rapidez e intensidad de la subida de los tipos de interés. Esta evolución, mejor de la que se preveía, pone de manifiesto no solo la fortaleza de la demanda de vivienda, sino también la escasez de oferta en este momento del ciclo. Las restricciones regulatorias para aumentar la oferta y la falta de inversión pública en la gran mayoría de países de la OCDE estarían agravando los problemas de accesibilidad a la vivienda en los mercados que están experimentando una mayor demanda, como las grandes ciudades.
Cada vez son más las personas que viven de alquiler. En los últimos cinco años, el porcentaje de hogares que alquilan su vivienda principal ha aumentado significativamente: del 16,1% en 2013 hasta el 17,8% en 2018. La fuerte demanda de viviendas de alquiler ha hecho repuntar los precios, sobre todo en las grandes ciudades y puntos turísticos, si bien en los trimestres más recientes se ha observado una cierta tendencia a la moderación. En el futuro, se espera que la demanda de vivienda de alquiler siga siendo robusta, por lo que será necesario aumentar la oferta de forma acompasada para evitar más presiones en los precios.
La situación actual de la economía española es muy compleja debido a la pandemia. El caso del comercio minorista no es una ninguna excepción, aunque está mostrando una resiliencia notable, habida cuenta de todas las restricciones en los horarios de apertura y aforos que se han adoptado para frenar la pandemia. Según revelan los indicadores de demanda y empleo del sector, la actividad del comercio minorista se sitúa cerca, aunque por debajo, del nivel pre-COVID. A pesar de ello, el análisis de los datos internos de CaixaBank revela una gran heterogeneidad entre empresas grandes y pequeñas, y entre diferentes ramas de actividad, confirmando que la plena recuperación todavía no se ha alcanzado.
El precio de la vivienda ha crecido de forma considerable en los últimos años y empiezan a aparecer los primeros síntomas de sobrevaloración en ciudades como Madrid y Barcelona y en algunos puntos turísticos. Esta realidad convive con otra muy distinta en las zonas menos urbanas, donde la recuperación del sector inmobiliario ha llegado más tarde y está siendo mucho más lenta. En consecuencia, las divergencias regionales en cuanto al precio y la accesibilidad de la vivienda se están acentuando.
La demanda extranjera ha sido uno de los puntales que ha dinamizado el sector inmobiliario español durante su recuperación. En solo 10 años, las compras de vivienda por parte de extranjeros se han triplicado, hasta alcanzar la nada desdeñable cifra de 65.300 viviendas en 2018, un 12,6% del total. En este artículo, analizamos la demanda extranjera de vivienda en España, así como los factores que determinarán su evolución en los próximos trimestres.
Las perspectivas de la economía española y de sus sectores de actividad son positivas. Esperamos un mayor ritmo de crecimiento para los sectores ligados a la transición digital, como las TIC y los servicios profesionales, o sectores en los que España despunta por su elevada competitividad, como el farmacéutico o el turístico.
Poseer una segunda residencia es una práctica muy arraigada en España. Un 14,6% de las viviendas españolas lo son, e incluso llegan a superar el 30% en algunas provincias. ¿Dónde se encuentran? ¿Qué tipo de hogares las poseen? Entender su distribución en el territorio en relación con el lugar de residencia habitual del hogar es un aspecto valioso a la hora de analizar el comportamiento del mercado inmobiliario a nivel local. Una vez más, el big data permite tratar la información capturando dinámicas más complejas que las que recogen las técnicas tradicionales.
Hemos dejado atrás 2020, el año que será recordado en la industria turística como el más duro de su historia reciente. En 2021, el combate contra la pandemia continúa, y las restricciones a la movilidad y al comercio siguen impidiendo un desempeño normal de la actividad económica que está afectando con especial crudeza a las empresas dependientes del turismo. Sin embargo, la entrada en juego de la vacuna va a suponer un claro punto de inflexión una vez permita alcanzar la inmunidad de la población de riesgo. Nuestras previsiones apuntan a una fuerte recuperación del sector durante el segundo semestre del año, que empujará al PIB turístico a crecer un 80% anual y a que vuelva a ser uno de los sectores tractores de la economía española.