El aumento de los tipos de interés que están llevando a cabo los bancos centrales en su lucha contra la inflación está generando preocupación por el impacto que el endurecimiento de las condiciones financieras pueda tener sobre los mercados inmobiliarios. En muchas economías desarrolladas, el precio de la vivienda ha subido de forma muy significativa en los últimos años, una tendencia que se aceleró durante la pandemia y que ha avivado el temor de que se hayan formado burbujas inmobiliarias. En este contexto, en varios países las autoridades han puesto en marcha una serie de instrumentos macroprudenciales para enfriar el mercado. En España, el riesgo de burbuja inmobiliaria parece contenido.
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Las disrupciones en las cadenas globales de suministros, presentes en los mercados desde finales de 2020 por la reactivación de la demanda tras las peores fases de la pandemia, y más tarde por los efectos de la guerra en Ucrania y por la persistencia de la COVID-19 en Asia, condicionaron la actividad en algunas ramas manufactureras a lo largo de la segunda mitad de 2021 y, sobre todo, en 2022. En algunos sectores, los episodios más intensos de dificultades en el comercio internacional obligaron a recortar la producción de manera puntual, o incluso a paralizarla. Como es lógico, sufrieron más las industrias más dependientes de la importación de materias primas o de bienes intermedios para sus procesos productivos, así como aquellas con una mayor complejidad en sus cadenas de valor.
El fuerte crecimiento que ha experimentado el turismo internacional en España está teniendo un impacto muy positivo sobre el crecimiento de la economía y del empleo. Sin embargo, también está generando efectos sobre la población residente que no siempre son positivos, como refleja el aumento de la congestión por la elevada afluencia de turistas en determinados puntos de la geografía española. Ello ha reavivado el debate sobre la necesidad de avanzar hacia un turismo de más calidad.
A partir del análisis del crecimiento del consumo desde mayo de 2021, cuando finalizó el último estado de alarma, observamos que el gasto en transporte, y sobre todo en ocio y restauración y en turismo, se recuperó con especial vigor. Así pues, los sectores más perjudicados por las restricciones (la mayoría todavía vigentes en el 1T 2021) son los que más se están recuperando. En cambio, los bienes duraderos (muebles, textil, etc.) se han beneficiado de forma mucho más modesta del repunte del consumo, como se verá más adelante, mientras que el gasto en bienes de primera necesidad ha registrado un retroceso (excepto entre los hogares con menores rentas), debido en parte a que estos bienes son sustituibles por los servicios ofrecidos por la restauración.
Las perspectivas para el conjunto de la economía española están altamente condicionadas a la evolución de las presiones inflacionistas, especialmente las energéticas. El sector primario ya venía sufriendo el alza de los costes de producción y el conflicto bélico en Ucrania no ha hecho más que agravar la situación.
A pesar de la COVID-19, los precios de la vivienda en la mayor parte de las economías avanzadas experimentaron un repunte en 2020, en gran parte ligado a las políticas fiscales y monetarias expansivas introducidas para reactivar la actividad económica.
A partir de datos anonimizados de pagos con tarjetas en los TPV de CaixaBank, hemos analizado si se registran cambios en el gasto turístico y hemos observado que las zonas más cálidas de España tuvieron un crecimiento del gasto turístico más lento entre las temporadas altas de 2019 y de 2023. También analizamos cómo cambia el patrón de gasto de los turistas durante las oleadas de calor.
La pandemia ha puesto de manifiesto el carácter estratégico del sector agroalimentario al desempeñar una actividad esencial para el abastecimiento de alimentos a la población. Así, el sector ha sido uno de los menos afectados por la crisis: el peso del sector primario sobre el total de la economía aumentó y la industria agroalimentaria sufrió un retroceso mucho más suave que el conjunto de la industria manufacturera en el 2T 2020. De manera similar, la evolución del mercado laboral ha sido relativamente favorable y ha registrado una menor destrucción de empleo y una menor proporción de trabajadores afectados por ERTE.
El gasto turístico procedente de EE. UU. evidencia una marcada desaceleración desde finales de 2024. Esta ralentización refleja, en parte, la normalización del crecimiento del turismo tras la pandemia y factores macroeconómicos como la apreciación del euro frente al dólar y el deterioro de las perspectivas de crecimiento de la economía estadounidense. Sin embargo, dado que estos factores suelen operar con cierto rezago, es probable que la ralentización responda también a un aumento de la incertidumbre en torno a la política económica y comercial de EE. UU. que estaría comenzando a afectar a la propensión de los estadounidenses a viajar a España. Teniendo en cuenta que es un mercado que en 2024 representó el 4,6% de las llegadas y el 7,1% del gasto turístico internacional en España, su desaceleración puede llegar a restar cerca de 1 p. p. al crecimiento del PIB turístico en 2025. Algunas zonas del país, como las áreas urbanas no costeras, podrían verse más afectadas por el elevado peso del gasto turístico estadounidense. Por el momento, la mayor desaceleración se está observando en las zonas rurales, donde el peso del turista americano es menor.
El aumento de los costes de producción a raíz de la guerra en Ucrania está afectando a todos los eslabones de la cadena alimentaria: producción, transformación, distribución y transporte. El impacto está siendo especialmente negativo en el sector primario, que también se ha visto perjudicado por unas condiciones meteorológicas poco favorables, en forma de sequía. El alza de los costes se está trasladando a los precios de los alimentos que paga el consumidor final, lo que está provocando un aumento del gasto en alimentación, en particular entre las familias de rentas más bajas. La nota más positiva la aporta el sector exterior: las exportaciones agroalimentarias siguen creciendo con fuerza en 2022 y los indicadores de competitividad no parecen haberse deteriorado a pesar del alza en los precios.
Los activos inmobiliarios comerciales han tenido un excelente comportamiento en la primera mitad del año 2022. Pero esta situación está cambiando rápidamente a raíz del fuerte aumento de los tipos de interés que está llevando a cabo el BCE para frenar el avance de la inflación. Todo parece indicar que las oficinas serán los activos que pueden sufrir un mayor ajuste de valoración, al contar con unas rentabilidades más estrechas. El retail, cuyas valoraciones acumulan varios años de intenso ajuste, podría tener ahora un comportamiento más estable que el resto de los segmentos. En cambio, los activos logísticos, el producto estrella en los últimos tiempos por el auge del e-commerce, podría mostrar una mayor sensibilidad al deterioro del entorno macroeconómico. Finalmente, ponemos el foco en el segmento co-living, que está despertando mucho interés inversor recientemente en España, especialmente en el caso del senior living, un segmento con perspectivas muy positivas teniendo en cuenta las perspectivas demográficas que apoyarán a la demanda a medio y largo plazo y la escasa oferta actual.
El endurecimiento de las condiciones financieras entre 2022 y 2023 truncó la tendencia ascendente del precio de la vivienda en la gran mayoría de los mercados residenciales de las principales economías avanzadas. A pesar de que se observan diferencias significativas entre países, en conjunto se puede afirmar que el precio de la vivienda ha resistido bastante bien el endurecimiento de las condiciones financieras, teniendo en cuenta la rapidez e intensidad de la subida de los tipos de interés. Esta evolución, mejor de la que se preveía, pone de manifiesto no solo la fortaleza de la demanda de vivienda, sino también la escasez de oferta en este momento del ciclo. Las restricciones regulatorias para aumentar la oferta y la falta de inversión pública en la gran mayoría de países de la OCDE estarían agravando los problemas de accesibilidad a la vivienda en los mercados que están experimentando una mayor demanda, como las grandes ciudades.
A partir de datos internos de CaixaBank sobre los importes de los recibos de alquiler, construimos indicadores sobre la evolución reciente del precio del alquiler de la vivienda a nivel provincial y para los municipios más grandes. Los resultados obtenidos muestran que el precio del alquiler ya mostraba una tendencia generalizada de desaceleración antes de la llegada de la pandemia, y que el estallido de la crisis sanitaria extendió las correcciones a la mayor parte de provincias y municipios, siendo los descensos especialmente acusados en los alquileres de importe más bajos y en los municipios más turísticos.
El encarecimiento de los precios energéticos a lo largo de 2021 como consecuencia de la confluencia de un intenso repunte en la demanda global de energía (debido a la reactivación del ciclo económico) y cierta debilidad de la oferta (debido a problemas geopolíticos y del cambio del modelo energético hacia los combustibles no fósiles) han provocado un shock energético mundial. En 2022, el contexto geopolítico está añadiendo presión adicional sobre los precios internacionales del gas y del petróleo, lo que podría incrementar el impacto, ya relevante, de la factura energética sobre la industria española. En este artículo tratamos de conocer el impacto concreto del encarecimiento energético en la industria manufacturera, analizando qué subsectores están viéndose más afectados y en qué medida están expuestos a presiones más sostenidas sobre los precios de la energía.
La crisis sanitaria causada por la COVID-19 ha supuesto un shock sin precedentes para el sector turístico español. Los indicadores de demanda confirman que el parón durante los meses de confinamiento ha sido total, tanto para el turismo internacional como para el turismo doméstico. El cese del estado de alarma y la recuperación de la movilidad internacional en la UE han supuesto un revulsivo para la reactivación de los flujos de turistas en España. Las perspectivas para los próximos meses apuntan a una recuperación relativamente rápida del turismo doméstico y más gradual para el extranjero, aunque la delicada situación sanitaria será un foco muy vivo de incertidumbre.
La economía española creció un 5,0% en 2021, un registro elevado en términos históricos, aunque levemente por debajo de lo que se esperaba, teniendo en cuenta que a comienzos de año se preveían tasas de crecimiento del PIB más próximas al 6,0%. Varios factores, tanto internos como externos, han restado vigor a esa reactivación de la economía. Entre los internos, destaca una activación del programa NGEU algo más lenta de lo previsto, que se tradujo en una recuperación modesta de la inversión. Entre los factores externos, sobresalen el encarecimiento de los costes energéticos y los problemas en las cadenas de suministros globales, ambos agravados significativamente por la guerra en Ucrania.
Según el nuevo Indicador Sectorial de CaixaBank Research, las ramas más intensivas en energía de la industria manufacturera y el sector agroalimentario son los que más sufrieron en 2023. En el lado opuesto, encontramos la hostelería y la automoción, que mantuvieron una buena evolución.
Los precios de los alimentos han empezado a moderar su ritmo de crecimiento, pero el alza acumulada desde 2019 es significativa y ha hecho aumentar el peso del gasto en alimentación en la cesta de consumo de los hogares españoles. El descenso de los precios de las materias primas agrícolas y de la energía en los mercados internacionales desde los máximos alcanzados en 2022 debería ayudar a contener los costes de producción agrarios y, con ello, seguir moderando las presiones inflacionistas sobre los alimentos de cara a los próximos trimestres.
La irrupción de la pandemia ha modificado el escenario para la inversión inmobiliaria en activos relacionados con el comercio minorista. Por un lado, las fuertes restricciones a la movilidad y al negocio han reducido los precios y las rentas de los locales comerciales, moderando el interés inversor. Por el otro, la COVID-19 ha provocado un cambio en los hábitos de los consumidores españoles que ha beneficiado a los supermercados, donde la inversión alcanzó máximos históricos en 2020, y ha acelerado la penetración del comercio on-line en el sector minorista, que ha impulsado así la inversión en la logística necesaria para apoyar este canal de ventas.
Nuestro director de Economía española explica el potencial de los datos en tiempo real y cómo los estamos utilizando en CaixaBank Research para monitorizar la economía. El vídeo forma parte de la colección «Formación sobre ruedas», una iniciativa de Accionistas CaixaBank para fomentar la cultura financiera.