Prevemos que el avance de la actividad coja vigor a partir del 2T, cuando los colectivos de mayor riesgo ya deberían estar inmunizados, y la movilidad internacional pueda recuperarse con más fuerza, y que el crecimiento de la economía española se emplace en torno al 6,0% en 2021.
Resultados de la búsqueda
La actividad económica consiguió rebotar de manera fuerte y generalizada en el 3T, pero la segunda oleada de infecciones por SARS-CoV-2 ha comportado un nuevo endurecimiento de las restricciones a la movilidad en numerosos países (especialmente en Europa) y la mayoría de indicadores apuntan a que la actividad económica volverá a contraerse en este 4T. Pero, ¿de cuánto estamos hablando?
«Hacer predicciones es complicado, especialmente sobre el futuro». Lo dijo un sabio mundano, Yogi Berra, y sigue teniendo toda la razón, sobre todo en momentos de incertidumbre como el actual. En este artículo se intentará justificar por qué 2021 va a ser un año muy distinto de 2020 y en qué aspectos se va a materializar la diferencia.
Hace un año comenzó una carrera en la que los participantes no sabían cuál era la distancia a recorrer ni la altura de los obstáculos que se encontrarían. Pasado este tiempo, ha quedado claro que no todos se han enfrentado a la misma prueba. Muchos corren ahora la última vuelta de una carrera de 10.000, mientras que otros aún tienen por delante la durísima última milla de un maratón. La prioridad en estos momentos es que el número máximo de participantes puedan llegar a la meta sanos y salvos.
La pandemia de COVID-19 provocó en 2020 una caída histórica del consumo de las familias. En la eurozona, la caída llegó al 15,4% en el 2T del año y se emplazó en el –8,1% en el conjunto del año, con desplomes más fuertes en los países más afectados por la primera ola de la pandemia. Sin embargo, al contrario de crisis anteriores, las caídas del consumo no fueron acompañadas por caídas similares en la renta disponible de las familias.
La inversión es una variable fundamental que determina la capacidad productiva, contribuye al avance de la productividad y el crecimiento económico y sustenta el aumento de la riqueza a medio plazo. Así, hay que destacar positivamente el desempeño reciente de la inversión portuguesa, que venía exhibiendo una dinámica favorable desde 2016 y se ha mostrado resiliente durante la pandemia.
Después de meses detrás de los epidemiólogos intentando descifrar las implicaciones de sus diagnósticos para el escenario económico, de repente ha reaparecido en escena uno de nuestros personajes favoritos: la inflación. En función de cómo se comporte, y de cómo reaccionemos a su vuelta, el tan anhelado desenlace de la Reconstrucción Económica será uno u otro.
La extensión del coronavirus a nivel global ha supuesto un shock sin precedentes para la economía mundial. La economía española se ha visto especialmente afectada, en parte por su mayor dependencia del turismo internacional. En el segundo semestre del año, prevemos que se afiance el proceso de recuperación económica gracias a la relajación de las medidas de distanciamiento social y al apoyo de la amplia batería de medidas fiscales y monetarias adoptada. Sin embargo, prevemos que la economía seguirá operando por debajo de su potencial durante los próximos años.
El sector del vino juega un papel fundamental en nuestro país, no solo en términos económicos, por su contribución a la actividad, el empleo o las exportaciones, sino también por la amplia extensión de su cultivo y su arraigo territorial, lo que lo convierte en motor de conservación medioambiental y de desarrollo rural. España es el segundo exportador mundial de vino en volumen y el tercero en valor, si bien los últimos años hemos asistido a una mayor penetración en Norteamérica y Asia, mercados que compran vino de mayor importe. Tras la crisis de la COVID-19, bodegas y cooperativas deben afrontar importantes retos de medio plazo y adaptarse a los nuevos hábitos de consumo de un público más joven, digitalizado y concienciado con el medio ambiente. En esta estrategia se enmarca la apuesta por los cultivos ecológicos, las ventas on-line o el enoturismo.
En los últimos años, el turismo rural ha adquirido un protagonismo creciente en España y ha abierto nuevos caminos para la diversificación de las fuentes de ingresos de las economías rurales. En este artículo analizamos, a partir de datos internos de CaixaBank, el despunte del sector tras la pandemia de COVID-19 y sus implicaciones para la resiliencia económica de la España rural y para el sector turístico, dado su alto nivel de sostenibilidad, tanto desde el punto de vista del impacto sobre el medio ambiente como por su mayor diversificación geográfica y su menor estacionalidad comparado con otras formas de turismo más tradicionales como el costero.
La economía española dispone de un sector manufacturero diverso, exportador y de productividad elevada. Sin embargo, el tejido empresarial está todavía muy atomizado si se compara con la industria alemana, un referente a nivel europeo. Aumentar el tamaño empresarial e impulsar la productividad de las empresas, a través de la inversión en I+D y la adopción de las nuevas tecnologías digitales, avanzando hacia la Industria 4.0, son las claves para seguir incrementando la competitividad de un sector fundamental para la economía y para el sector exterior español. Asimismo, el sector debe evolucionar hacia un modelo industrial más sostenible: solamente las empresas que acometan la transición energética con éxito podrán competir en un nuevo entorno en el que la sostenibilidad será un requisito imprescindible para seguir operando en el mercado.
El sector turístico ha cerrado la temporada de verano de este año en muy buena forma. Las llegadas de turistas internacionales se han acercado mucho a los registros de 2019, un año que fue extremadamente positivo para el sector. Además, el turismo doméstico ha seguido ofreciendo muy buenas cifras. No obstante, el escenario macroeconómico se presenta como un riesgo para la evolución de la actividad turística en los próximos trimestres, debido a la elevada inflación y la ralentización económica en Europa. A pesar de ello, consideramos que la demanda turística aún goza de importantes palancas de crecimiento para el año que viene, con lo que estimamos que completará su recuperación en 2023.
Nuestros economistas Clàudia Canals y Oriol Carreras explican las perspectivas de la economía en el contexto de la COVID-19 en un webinario organizado para los clientes de CaixaBank Empresas.
Las disrupciones en las cadenas globales de suministros, presentes en los mercados desde finales de 2020 por la reactivación de la demanda tras las peores fases de la pandemia, y más tarde por los efectos de la guerra en Ucrania y por la persistencia de la COVID-19 en Asia, condicionaron la actividad en algunas ramas manufactureras a lo largo de la segunda mitad de 2021 y, sobre todo, en 2022. En algunos sectores, los episodios más intensos de dificultades en el comercio internacional obligaron a recortar la producción de manera puntual, o incluso a paralizarla. Como es lógico, sufrieron más las industrias más dependientes de la importación de materias primas o de bienes intermedios para sus procesos productivos, así como aquellas con una mayor complejidad en sus cadenas de valor.
En 2023, el sector turístico español mantuvo su trayectoria de recuperación y crecimiento, superando las expectativas iniciales y batiendo récords, no solamente en términos de gasto nominal sino también en términos reales. Para 2024, prevemos que la senda positiva del sector turístico español continúe y que el PIB turístico avance un 2,5%, creciendo el sector por encima de la economía en general y reafirmándose como uno de los motores de la economía española.
La actividad en el mercado inmobiliario se está recuperando de la extraordinaria caída que experimentó durante los meses de confinamiento más estricto. Así, las compraventas de vivienda han repuntado notablemente en los primeros meses de 2021, mientras que los visados de obra nueva siguen una tendencia de recuperación gradual. El precio de la vivienda, por su parte, ha acentuado la trayectoria de desaceleración que venía mostrando desde mediados de 2018, pero lo cierto es que su evolución durante la pandemia ha sorprendido por la resiliencia, particularmente los precios de vivienda nueva. En los próximos trimestres, esperamos que el precio de la vivienda siga anotando avances moderados pero sostenidos en el tiempo.
Las restricciones implementadas para frenar el avance del coronavirus y la precaución por la incertidumbre reinante provocaron un gran aumento del ahorro de los hogares españoles en 2020. En concreto, estimamos que el ahorro acumulado por la pandemia alcanzó los 46.600 millones de euros, el 3,7% del PIB de 2019. Este fuerte aumento del ahorro se ha ido deshaciendo a medida que hemos podido recuperar nuestros hábitos, lo que está espoleando una rápida recuperación del consumo. Una tendencia que muy probablemente se mantendrá en los próximos trimestres.
La industria farmacéutica es un sector clave y estratégico de la economía española, como ha evidenciado la pandemia. En los últimos 25 años, el sector ha ganado una enorme relevancia, convirtiéndose en un importante motor de las exportaciones españolas y de la inversión privada en I+D. A pesar de ello, su capacidad productiva aún tiene margen de mejora. Es deseable que el futuro de la industria española se una más estrechamente a la industria farmacéutica y apueste por su crecimiento, ya no solo por motivos estratégicos, sino por razones puramente económicas, al tratarse de una industria extremadamente competitiva y con gran capacidad de generar empleo de calidad que contribuiría a la modernización de la economía.
A partir de datos internos de CaixaBank sobre los importes de los recibos de alquiler, construimos indicadores sobre la evolución reciente del precio del alquiler de la vivienda a nivel provincial y para los municipios más grandes. Los resultados obtenidos muestran que el precio del alquiler ya mostraba una tendencia generalizada de desaceleración antes de la llegada de la pandemia, y que el estallido de la crisis sanitaria extendió las correcciones a la mayor parte de provincias y municipios, siendo los descensos especialmente acusados en los alquileres de importe más bajos y en los municipios más turísticos.