Crisis y pobreza en los países avanzados: Europa y América mitigan el golpe

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Àlex Ruiz
4 de marzo de 2013

El debate público está repleto de referencias al fuerte impacto que está teniendo la crisis económica en términos de pobreza. Sin embargo, no es tan habitual plantearse si este empeoramiento de la pobreza es de una gravedad equivalente al retroceso del crecimiento económico, como tampoco se acostumbra a realizar una comparativa internacional de dicha relación. Desafortunadamente, dar respuesta a estas cuestiones es complicado, puesto que los indicadores internacionales de pobreza son escasos y sujetos a claras limitaciones, incluida la de no cubrir totalmente los años de la crisis(1).

No obstante, si circunscribimos nuestro interés a los países de la Unión Europea (UE), Eurostat publica un indicador de pobreza que sí proporciona cifras más recientes (hasta 2011), con la ventaja añadida de que su definición de pobreza cubre múltiples aspectos del fenómeno. Concretamente, la UE calcula el porcentaje de la población de sus Estados miembros en situación de riesgo de pobreza o de exclusión social. Dicho riesgo se define como el porcentaje de la población que se halla, al menos, en una de tres condiciones: en riesgo de pobreza monetaria, en una situación de privación material severa o viviendo en un hogar con muy baja intensidad laboral.

Según la definición de Eurostat, estarían en riesgo de pobreza monetaria aquellos individuos que viven por debajo del 60% de la renta disponible mediana de su país. La privación material severa se produce cuando una persona no puede satisfacer cuatro de una serie de nueve gastos concretos como, por ejemplo, una televisión en color, calefacción, una lavadora, etc. Finalmente, un hogar con muy baja intensidad laboral es aquel en el que los adultos en edad de trabajar que lo conforman han trabajado menos del 20% del año, es decir, menos de dos meses y medio en un año.

Pues bien, así definido, el riesgo de pobreza y exclusión social afectaba al 24% de la población de la UE en 2011, fruto de la combinación de un 17% de la población en riesgo de pobreza, un 9% de la población con privaciones materiales severas y un 10% de la población viviendo en hogares de baja intensidad laboral. Si tomamos el conjunto de la UE como referencia, la población en riesgo de pobreza y exclusión social, contra lo que a veces es la visión convencional, se mantuvo prácticamente estable entre 2007 y 2011. Sin embargo, esta evolución del conjunto enmascara trayectorias por países sensiblemente distintas. Como se puede apreciar en el gráfico anterior, que compara el cambio en el nivel de pobreza con la variación del producto interior bruto (PIB) registrada entre 2007 y 2011, la pobreza tendió a aumentar más en aquellos países cuyas economías más padecieron la intensidad de la crisis.

El gráfico sugiere, además, otra cuestión referente a aquellos países que se alejan del comportamiento promedio: ¿por qué en Grecia, cuyo PIB cae en 2007-2011 un 15%, la pobreza aumenta 3 puntos porcentuales mientras que en Irlanda, que sufre un retroceso del PIB del 7%, la pobreza se incrementa en 7 puntos porcentuales? Aunque pueden existir distintas explicaciones. Un determinante bastante probable podría ser el nivel inicial del riesgo de pobreza y exclusión social. Así, mientras Grecia presentaba, antes de la crisis, niveles de riesgo de pobreza y exclusión social apreciablemente superiores al promedio comunitario, Irlanda estaba por debajo de dicha media. Cuando extendemos el análisis al conjunto de los Estados de la UE, la conclusión se mantiene: los países que parten de mayor riesgo de pobreza y exclusión social al principio de la crisis tienden a sufrir, proporcionalmente, de menores retrocesos en materia de pobreza. En definitiva, aquellos países europeos que combinaban un punto de partida en términos de pobreza relativamente favorable y que han sufrido con mayor intensidad la crisis económica han sido los que han experimentado un mayor retroceso del riesgo de pobreza y exclusión social.

A fin de completar la perspectiva internacional, y aunque no se pueda replicar la metodología comparada anterior, resulta relevante explorar el caso de Estados Unidos. Este país ofrece ciertas particularidades en materia de medición de la pobreza. De entrada, y fruto de la «Guerra contra la pobreza» del presidente Lyndon Johnson, Estados Unidos define el umbral de pobreza desde hace cinco décadas como la renta necesaria para adquirir el más barato entre cuatro menús alimentarios oficialmente definidos multiplicada por tres (se consideró que la familia promedio dedica un tercio a gasto en alimentación)(2).

Pues bien, retomemos la pregunta inicial del recuadro: ¿se ha producido en Estados Unidos un incremento de la pobreza proporcional a la intensidad de la crisis? La respuesta la proporciona un reciente estudio de Danzinger, Chavez y Cumberworth (2012)(3). De acuerdo con dicho estudio, el aumento de la población pobre, que pasa de ser un 12,5% del total en 2007 a un 15,1% en 2011, se explica efectivamente por la incidencia de la recesión (que en Norteamérica dura de diciembre de 2007 a junio de 2009). No obstante, el impacto de la crisis es menor de lo que episodios recesivos anteriores sugerirían. Así, tanto el nivel actual de pobreza como su variación durante la crisis es similar al de las recesiones de las décadas de 1980 y 1990, episodios de gravedad claramente menor que la actual. Los autores destacan que la ampliación de determinados programas de ayudas sociales previstas en la ley para el estímulo económico de 2009 (la American Recovery and Reinvestment Act) fueron determinantes para limitar el alza de la pobreza. Según Danzinger y sus coautores, sin dichas transferencias la pobreza en 2010 hubiese alcanzado el 15,8% de la población, frente al 15,1% (unos dos millones menos de pobres).

En conclusión, tanto en Estados Unidos como en Europa, la crisis ha tensionado la pobreza pero, en ambos casos, existen factores idiosincráticos que han modulado el impacto, evitando una traslación directa entre el retroceso económico y el aumento de la pobreza.

(1) Para una revisión detallada de las limitaciones de los indicadores internacionales de pobreza, véanse los recuadros «Pobreza en tierra de ricos: América despierta y Europa empieza a soñar», Informe Mensual de "la Caixa", julio-agosto 2007, y «Las distintas caras de la pobreza» de Judit Montoriol-Garriga en este mismo Informe Mensual.

(2) Aunque en la definición oficial se mencionan otros umbrales de renta vinculados a vivir bajo techo y ropa, el umbral de referencia es el alimentario.

(3) Véase Danzinger, S., K. Chavez y E. Cumberworth, «Poverty and the Great Recession», Recession Trends, The Russell Sage Foundation and The Stanford Center on Poverty and Inequality, octubre 2012.

Este recuadro ha sido elaborado por Àlex Ruiz

Departamento de Economía Internacional, Área de Estudios y Análisis Económico, "la Caixa"

Àlex Ruiz
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