El regreso de la inmigración a España

España vuelve a ser un receptor neto de inmigrantes desde 2015 y los flujos registran una tendencia al alza. La inmigración ha permitido que aumente de nuevo la población en España y contribuye significativamente a su mercado laboral.

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11 de febrero de 2020
Ilustración del mapa de España hecho con personas
España vuelve a ser un receptor neto de in­­migración extranjera

La inmigración está de vuelta en España tras años de crisis en los que las salidas de inmigrantes fueron mucho ma­­yores que las entradas (entre 2010 y 2014). Más concre­­tamente, España ha vuelto a ser un receptor neto de in­­migración extranjera desde 2015 y la tendencia se ha acen­­tuado en los últimos años: las entradas netas de individuos de nacionalidad extranjera alcanzaron las 330.000 personas en 2018 según la Estadística de migraciones del INE. En 2019, las entradas podrían llegar a situarse cerca del medio millón, tras la llegada de más de 200.000 individuos en el primer semestre (véase el primer gráfico).1 Por otro lado, y aunque a una escala mucho menor, en 2018 el regreso de españoles procedentes del extranjero fue superior a las salidas por primera vez en una década (el saldo de entrada fue de 4.400 españoles), un hecho que parece tener continuidad en 2019.

Este cambio de tendencia de los flujos migratorios de ex­­­tran­­jeros parece estar más relacionado con la mejora de las perspectivas económicas en España que con otros mo­­tivos, como la crisis de refugiados.2 En 2017, último año con información disponible por tipología de inmigrante, solo un 1% de ellos lo hacía por razones humanitarias. En su mayoría, los flujos de entrada eran personas con derecho a la libre circulación (44%) y con permisos de inmigración por motivos familiares (36%) o de trabajo (9%), según datos de la OCDE.3 La variedad de categorías de entrada se ve reflejada también en la diversidad de países de origen de los inmigrantes, pues los cinco países principales fueron tan dispares geográfica y económicamente como Marruecos (8,8% de las entradas), Colombia (7,5%), Venezuela (6,9%), Rumanía (6,9%) e Italia (6,3%).

Estas entradas de inmigrantes han permitido que, en España, la población vuelva a aumentar tras varios años de crecimientos negativos o cercanos a cero en un contexto de envejecimiento poblacional. En particular, la población en España aumentó un 0,5% en 2018 y un 0,8% en el primer semestre de 2019 y esto fue debido, en su totalidad, al aumento de la inmigración (véase el segundo gráfico). De este modo, la población en España registraba los 47,1 millones de habitantes a 1 de julio de 2019 según datos del INE, de los cuales un 10,7% poseía nacionalidad extranjera.

  • 1. Estimación de CaixaBank Research asumiendo que los flujos de entradas y salidas siguen la misma tendencia relativa en el segundo semestre que en el primer semestre de 2019. Esta tendencia está calculada para el periodo 2015-2018.
  • 2. A partir de 2015, la crisis de refugiados no conllevó entradas por razones humanitarias en España a la escala de otros países como Alemania. Con todo, las solicitudes de asilo aumentaron y han alcanzado las 53.000 en 2018, en particular las procedentes de Venezuela (19.000), Colombia (8.500) y Siria (2.700). Aproximadamente 1 de cada 4 solicitudes de asilo fueron aceptadas en 2018 en España.
El papel de la inmigración en el mercado de trabajo

La inmigración también está teniendo un papel significativo en el mercado de trabajo, puesto que es la principal responsable de que vuelva a crecer la población activa desde 2018, año en el que aumentó un 0,5% (22,8 millones de personas activas). Asimismo, en 2019 la población activa aumentó un +1,3% (+290.000 individuos, de los cuales un 69% eran de nacionalidad extranjera). Y los inmigrantes no solo entran en el mercado laboral, sino que encuentran trabajo: el 45% de los 402.000 individuos que encontraron empleo en 2019 eran inmigrantes.

El nivel de formación de los inmigrantes que están trabajando es similar al de antes de la crisis. Un 14% tiene un nivel educativo bajo (educación primaria o menos), una ci­­fra superior al 4% de los trabajadores de nacionalidad española en 2019. Pero, por otro lado, un porcentaje notable (un 30%) cuenta con educación universitaria, lo que muestra cómo una parte significativa de la inmigración ha­­cia España es cualificada.4 Sin embargo, el cambio entre antes y después de la crisis se ha producido en el tipo de sectores productivos en los que trabajan (véase el tercer gráfico). La construcción ya no emplea al 21% de los extranjeros (un 11% de los nativos) como en 2008, sino que emplea a un 9% en 2019 (un 6% de los nativos). En la agricultura se mantiene una elevada participación de los inmigrantes (un 7% de los ex­­tranjeros trabajan en ella frente a un 4% de los nativos). Pero son los servicios los vencedores de la contratación de extranjeros: un 74% de los extranjeros ocupados trabajan en ese sector (76% para los nativos), una proporción 12 p. p. superior a la de 2008, y están empleados en una gran variedad de ocupaciones, que van de la sanidad o el empleo en el hogar al turismo, la investigación o los servicios financieros.

Todas estas cifras muestran que la inmigración ha regresado a España y todo apunta a que seguirá siendo necesaria, dada su contribución para contrarrestar el envejecimiento poblacional5 y para apoyar la transformación de la economía que el cambio tecnológico trae consigo.6 Es por ello que las políticas migratorias deben ayudar a una gestión ordenada de los flujos y a la integración de los inmigrantes que han llegado al país.

  • 4. Los inmigrantes tienen un mayor riesgo de sobrecualificación que los nativos (es decir, tener un nivel de educación superior al necesario para llevar a cabo su trabajo), aunque la brecha entre ambos se ha reducido sustancialmente en la última década en España (OCDE, «International Migration Outlook 2019»).
  • 5. La inmigración es uno de los factores claves para reducir el envejecimiento poblacional. Para más detalle, véase el artículo «El envejecimiento de la población y su impacto macroeconómico» en el Dossier del IM11/2018.
  • 6. Para más detalle, véase el Dossier «Cambio tecnológico y productividad» en el IM02/2018.
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