La del 11 de abril fue una reunión de transición para el BCE, sin cambios en su política monetaria (depo en el 4,00% y refi en el 4,50%), pero que refuerza la expectativa de un primer recorte de tipos en junio y sugiere prudencia sobre la senda a seguir a partir de entonces. El BCE mantuvo la cautela al contrastar el descenso de la inflación general hasta el 2,4% en marzo con la inercia que exhiben los servicios (4,0%), pero también reconoció que la gran mayoría de indicadores apuntan a una reducción de las presiones inflacionistas subyacentes. Así, el BCE ajustó su comunicación para apuntar a un próximo recorte de tipos, pero también señaló que, más allá de este recorte, no habrá una senda predeterminada de recortes, sino que seguirán tomando decisiones “reunión a reunión” en función de los datos.