Banco Central Europeo: querer y temer
La economía de la eurozona sigue ejerciendo una presión de fondo para que el BCE continúe subiendo tipos: los últimos datos muestran una mayor inercia de la inflación subyacente y una actividad económica que se enfría menos de lo esperado. Por otro lado, el BCE debe tener en cuenta que el endurecimiento monetario realizado hasta la fecha ha sido notable pero que sus efectos tardan en filtrarse al conjunto de la economía. A ello, se le suma la incertidumbre generada por las turbulencias financieras de marzo (con la caída de SVB y la absorción de Credit Suisse por parte de UBS), un aviso de que el endurecimiento de la política monetaria tiene efectos reales y que puede destapar bolsas financieras de fragilidad. Con todos estos ingredientes, pensamos que el BCE optará por un incremento de tipos de 25 p. b. en la reunión de la semana que viene: reducir el ritmo de incrementos de 50 p. b. a 25 p. b. es un compromiso entre la mencionada presión de fondo y la necesidad de cautela ante un entorno especialmente incierto.