Energía: 2022 quedó atrás, ¿2023 será tan convulso?

Detallamos la revisión de nuestro escenario de previsiones del precio del petróleo y del precio del gas natural europeo para los próximos trimestres. 

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9 de febrero de 2023
Imagen de la tierra desde el espacio. Photo by NASA on Unsplash

En 2022, los precios de las materias primas energéticas oscilaron notablemente. La guerra entre Rusia y Ucrania, actores clave en la oferta de estos commodities, desencadenó un alza muy relevante de los precios del crudo y del gas natural, especialmente en Europa. Sin embargo, en los últimos meses se ha producido una distensión significativa de los precios energéticos desde los picos observados el pasado mes de agosto. Distintos factores han contribuido a esta mejora. Por un lado, el elevado nivel de reservas de gas natural alcanzado en Europa, unido al esfuerzo de gobiernos, industrias y hogares por reducir el consumo, y un invierno más templado de lo habitual, han ayudado a que los precios del gas natural europeo (el TTF holandés) hayan descendido más de un 80% desde el verano. Por otro lado, el precio del petróleo se ha estabilizado ante unas perspectivas de crecimiento moderado en China.

Con todo ello, tanto los precios de los futuros como las previsiones de la mayoría de los analistas del sector coinciden en reflejar unos precios energéticos, para los próximos 12 meses, más favorables para el crecimiento económico. Ante esta consideración, y unido a la relativa mejora del sentimiento de los inversores respecto a estas materias primas, hemos revisado nuestras previsiones del petróleo y del gas natural europeo para los próximos trimestres.

La reapertura de China será clave para el petróleo

La moderación de la actividad industrial a nivel mundial y un invierno menos frío de lo habitual en Europa contribuyeron a que en el 4T 2022 el descenso de la demanda de crudo1 superase el millón de barriles al día (b/d). Durante este periodo, y a pesar de la reducción de la oferta por parte de la OPEP y sus aliados,2 se registró un superávit de las existencias de crudo, cercano a los 80.000 b/d, aspecto que facilitó el abaratamiento del barril de Brent a finales de 2022 hasta el precio más bajo en 12 meses (76 dólares).

  • 1. Según datos de la Agencia Internacional de Energía (IEA, por sus siglas en inglés), en el 4T 2022 la demanda de crudo cayó, en términos inter anuales, 910.000 b/d en los países de la OCDE y 130.000 b/d en China.
  • 2. La OPEP y sus aliados acordaron el recorte de la oferta neta en 2 millones b/d, desde la producción objetivo de 33 millones b/d, a partir de noviembre de 2022.
Precio del petróleo Brent

Para 2023, en un contexto en el que la economía mundial debería ir de menos a más, creemos que la demanda de crudo mundial se recuperará y lo hará con mayor incidencia en la segunda mitad del año. El proceso de reapertura económica de China, a pesar de la incertidumbre sobre su velocidad y forma, tendrá un papel clave en ese ascenso. La IEA y la OPEP coinciden en estimar que la demanda de crudo mundial alcanzará en 2023 su máximo histórico (101,7 millones de b/d), un 2% superior a la del año anterior, y que cerca de la mitad de este incremento se deberá a la reapertura de China. Si bien el equilibrio entre la demanda y la oferta probablemente se mantendrá durante los dos primeros trimestres del año, la dinamización del consumo durante la segunda mitad del año podría presionar los precios al alza si la oferta no reacciona suficientemente. La limitada flexibilidad de la OPEP para acordar incrementos en su producción y la reducción de las exportaciones de petróleo de Rusia3 (tercer productor mundial detrás de EE. UU. y Arabia Saudí) se plantean como los principales obstáculos en este sentido. Además de estos factores, la paulatina recuperación del escenario económico debería venir acompañada de la relajación de la fortaleza del dólar estadounidense y de un mayor apetito por el riesgo de los inversores, aspectos que acostumbran a añadir presión al alza sobre los precios.

De acuerdo con estos aspectos, estimamos que el precio del barril de Brent podría recorrer una senda que iría de menos a más durante el año, y podría superar los 90 dólares en diciembre (promedio para 2023 de 86 dólares).

  • 3. Los principales organismos internacionales subrayan que, a pesar del alto grado de incertidumbre sobre las perspectivas, con la entrada en vigor del embargo de la UE a las exportaciones de crudo ruso y el tope del precio de 60 dólares impuesto al barril de los Urales por el G-7, el pasado 5 de diciembre, las exportaciones rusas de crudo al resto del mundo podrían reducirse un 20%.
El precio del gas natural se modera, pero la incertidumbre persiste

El pasado verano, la suspensión del suministro de gas natural ruso hacia Europa a través de Nord Stream 1 provocó el repunte de los precios del TTF holandés (principal indicador de referencia en Europa) a niveles récord (339 euros/MWh) y, además, detonó las alertas sobre el riesgo de un invierno marcado por los apagones y las restricciones de energía en el Viejo Continente.

Precio del gas natural

Afortunadamente, los peores augurios no se han materializado y los precios han descendido un 80% desde el máximo de agosto. Entre los principales factores que han favorecido ese brusco abaratamiento encontramos, de una parte, el aumento de las importaciones de gas natural licuado (GNL), que facilitó el rápido crecimiento de las re­­servas de gas natural en gran parte de Europa, hasta un pico del 95% a comienzos de noviembre. Además, la demanda de gas europeo (para uso industrial y de hogares) se redujo un 12% en diciembre respecto a la media de los últimos cinco años, resultado de la optimización del uso energético, la puesta en marcha de fuentes de energía renovables y nucleares, y la meteorología más suave.

Todo ello hace que los primeros compases de 2023 se presenten claramente más favorables de lo esperado y que se diluyan los escenarios más extremos. Con todo, y a pesar de la mejora de la confianza entre los inversores y los go­­biernos europeos, 2023 no dejará de ser un año exigente. Y es que el reto de incrementar las reservas para el próximo invierno, con la menor contribución de Rusia,4 será clave en los precios del gas natural europeo. Las menores importaciones de Rusia seguramente se deberán compensar con más compras a EE. UU., Qatar, Nigeria o Argelia (Noruega no prevé aumentar sus exportaciones de manera material). En el segundo semestre también es previsible que China aumente su demanda de gas natural licuado, lo que presionará al alza los precios. No obstante, la contención de la de­­manda europea, el aumento de la capacidad de regasificación en algunos países del norte de Europa5 y el avance en la reducción del gas natural en el mix energético seguirán teniendo un efecto amortiguador sobre los precios. De igual manera, expertos en el sector apuntan a que, si el invierno finaliza con el nivel de reservas de gas natural por encima del 50%, las perspectivas de aprovisionamiento para el invierno de 2023 se presentarán relativamente tranquilas.

  • 4. En 2022, las importaciones europeas de gas natural de Rusia, a través de los cuatro principales gaseoductos (Turkstream, Ukraine, NordStream y Yamal Europe) ascendieron a 43.700 millones de metros cúbicos. En 2023, se prevé que solo estarán operativos los dos primeros, por lo que las importaciones podrían reducirse a la mitad.
  • 5. JP Morgan estima que entre 2023 y comienzos de 2024, los países del noroeste de Europa podrán llegar a incrementar su capacidad de regasificación en 37.000 millones de metros cúbicos al año.
Gas natural: nivel de reservas de gas en Europa

Ante estas consideraciones, hemos revisado significativamente a la baja nuestras previsiones para el precio del gas natural, pero mantenemos una previsión (precio medio en 2023 de 113 euros/MWh para el TTF holandés) más conservadora que la que cotizan los mercados en este inicio del año. Además de los retos ya comentados, hay que te­­ner en cuenta que aspectos como un adelanto en el proceso de recuperación de la actividad en China o un aumento de las restricciones en los flujos de suministros ener­­géticos desde Rusia, además de introducir nuevas dosis de volatilidad, podrían alimentar la presión al alza en unos mercados ya de por sí tensionados.