Comercio internacional: encuentros en la Primera Fase

EE. UU. y China cerraron a mediados de diciembre la Primera Fase (de un total de tres) del acuerdo que debería resolver la guerra comercial en la que ambas potencias están enzarzadas desde principios de 2018. A pesar de la escasez de detalles técnicos y legales, la valoración del acuerdo es positiva. En especial, porque reduce a corto plazo la incertidumbre procedente del ámbito comercial.

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Clàudia Canals, CaixaBank Research
Clàudia Canals
10 de enero de 2020
Contenedores de mercancías con las banderas china y estadounidense
Elementos más destacables

En primer lugar, EE. UU. no procedió con la subida arancelaria prevista para el 15 de diciembre de 2019, y que afectaba a 160.000 millones de dólares de importaciones chinas (principalmente de bienes de consumo). Asimismo, también procedió a rebajar los aranceles (del 15% al 7,5%) aplicados en septiembre de 2019 sobre 120.000 millones de dólares de importaciones procedentes de China (véase el primer gráfico para conocer los aranceles actuales y los flujos comerciales vigentes).

En segundo lugar, China se compromete a aumentar sustancialmente sus compras de bienes y servicios a EE. UU. que, en 2018, ascendieron a 120.000 millones de dólares. En concreto, aumentará en 200.000 millones de dólares sus compras en los próximos dos años (con una parte relevante de productos agrícolas).1

En tercer lugar, el acuerdo aborda temas relacionados con la propiedad intelectual y la transferencia tecnológica a la que se ven presionadas las empresas estadounidenses que operan en suelo chino. La inclusión de estas cuestiones, tan importantes pero tan delicadas, era algo que inicialmente no se barajaba en esta primera ronda.2 Aunque no pensamos que ello resuelva de forma inmediata las múltiples demandas estadounidenses en este ámbito, la mera inclusión de estas cuestiones fue recibida de forma muy positiva por los mercados financieros, especialmente en las cotizaciones de los sectores tecnológicos, los más afectados por esta parte del conflicto. Lo ilustra bien el segundo gráfico, donde se ve cómo los mercados reaccionaron más a la publicación de este tipo de detalles que al anuncio inicial del acuerdo.

En cuarto lugar, China se compromete a rebajar las barreras actuales a las que se enfrentan las empresas estadounidenses en los sectores agrícola y financiero. En este último caso, por ejemplo, destacan las limitaciones de capital extranjero en empresas financieras chinas así como requisitos reglamentarios que discriminan a las empresas extranjeras.

Por último, el acuerdo incluye un capítulo que plantea las prácticas cambiarias a evitar (como las devaluaciones competitivas) y la necesidad de una elevada transparencia en la determinación del tipo de cambio.

A futuro

Tras el cierre de esta Primera Fase, durante 2020 EE. UU. y China continuarán las negociaciones para alcanzar acuerdos comerciales en la Segunda y Tercera Fase. Ello podría comportar la reversión, de forma paulatina, de los aranceles vigentes en la actualidad, aunque hay que tener en cuenta que los temas a tratar en las siguientes fases (por ejemplo, apertura de mercados chinos y profundización en aspectos de propiedad intelectual y tecnología) son extremadamente exigentes.

La consecución de estos acuerdos repercutiría positivamente en la actividad económica global gracias a la rebaja de las medidas proteccionistas (canal directo) y, sobre todo, a la reducción de la incertidumbre comercial (canal indirecto).3 De hecho, la disminución de la incertidumbre y su efecto positivo sobre la confianza económica sería el principal impulsor de la mejora de la actividad económica global, de la misma manera que fue el principal responsable de su deterioro durante 2019. En todo caso, la recuperación de la confianza será un proceso muy gradual: los inversores ya han visto en anteriores ocasiones cómo volvía a escalar un conflicto que estaba en vías de enfriarse.

Clàudia Canals

1. Los 200.000 millones de dólares extras se referencian a los niveles de compras de 2017, que se situaron en los 128.000 millones de dólares según datos del US Census Bureau, frente a los 120.000 dólares en 2018.

2. Véase «EE. UU. y China: escalada del conflicto comercial» en el IM05/2018 para mayor detalle de los detonantes de la escalada en las tensiones comerciales entre ambos países.

3. Véase «La amenaza del proteccionismo en la economía mundial» en el IM07/2019 para entender las vías de impacto del canal directo y del indirecto.

Clàudia Canals, CaixaBank Research
Clàudia Canals
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